Un muro para el muro
ABC 1989
Al lado de mi casa hay tres trozos del muro antifascista de Berlín. Son de la última adecuación de la barrera en los años ochenta. Los que tienen forma de ele. Costaron tres millones de pesetas, creo recordar. Están en el parque dedicado a esta ciudad donde también hay un busto de Beethoven al que iba yo siempre de pequeño a meterle el dedo en la nariz y partirme el alma de risa. Arriba, en una explanada, se ponen los chiringuitos de los partidos políticos en las fiestas. En las de este veranillo del membrillo, en el del PSOE se encontraba tomándose unas cocacolas Virginia Maestro, ganadora de Operación Triunfo 2008 y cantante de Labuat, grupo cuyas letras escribe Risto Mejide. Al lado está el Colegio Santa Marca. Un edificio neogótico monumental con una amplia huerta alrededor. Está gestionado por la Iglesia y el Ayuntamiento, que con la excusa de rehabilitar el edificio han destinado parte de la huerta a levantar un geriátrico privado de lujo que impedirá a los transeúntes contemplar el Santa Marca. Como cuando se roturaba esta huerta todo el barrio olía a campo, tal vez también esté previsto que Gallardón levante una nariz gigante que absorba todo el aroma, cuando no soterrar las aceras, y permita a los ciudadanos seguir oliendo a tráfico fluido, a libertad.
A un extremo de la calle se encuentra, al fondo, el Estadio Santiago Bernabéu. Lo conocerán porque el Gobierno de la nación ha enviado recientemente un grupo de mensajeros a uña de caballo que, obsequiando al Señor de la plaza con numerosas vírgenes, piedras preciosas y abalorios de Oriente, le han entregado el papiro donde se hace saber de una reforma fiscal de carácter no retroactivo, al revés que a los siervos de la gleba. Todo para que pueda medirse en condiciones de igualdad a equipos como el Alkörkón, de localidades implacables con la inmigración tanto en las calles como sobre el césped de su campo de fútbol. Y al otro extremo, al lado de la M-30, no hay clubes de fútbol sino de alterne, junto a dos iglesias, una tienda de barcos y un concesionario de coches. Uno de los templos lo llevan o llevaban unos sacerdotes mexicanos que recomendaron a la madre de un amigo mío que podía tomar anticonceptivos si lo deseaba, que no pasaba nada dijera lo que dijera el Papa. Tal vez un mandato divino para que esa familia no fuese numerosa, pues iba a ser abandonada en el siglo XXI por el padre tras descubrir que si en meetic pones en tu perfil que ganas un millón al mes puedes conocer en persona a montones de jóvenes de países exóticos residentes en Madrid y con una relación con el Estado también bastante exótica.
Los pobres trozos de muro, a los que peregrino con frecuencia, se tapan los ojos avergonzados por lo que tienen alrededor. Y yo también. Porque la sensación de colocarse en el lado oriental de la barrera e imaginar por un momento que uno contempla lo que un día veían los felices ciudadanos de la RDA también es imposible. Los grafiteros han perpetuado en el lado Este sus problemas de autoexpresión de las emociones, de modo que ya sólo queda pedir humildemente a algún Mesías que levante un muro para el muro. Algo que impida que, tras acumular más mierda que el palo de un gallinero, le pasen por encima las excavadoras y dejen como resultado un bonito Starbucks. Ah, las excavadoras, los tanques de Tiananmen del capitalismo. Que se lo digan si no a los vecinos de Lavapiés que convirtieron en un huerto y un campo de futbito un solar municipal abandonado desde hacía 30 años y a los pocos meses vieron cómo las excavadoras del Ayuntamiento lo dejaban como la palma de la mano sin alegar ni cuándo ni qué pensaban construir.
Sin embargo, nadie puede negar que la vida es muy distinta a antes de la caída del muro. Algunas personas disfrutamos de incontables bienes de consumo y entretenimientos comparado con cuando había comunistas y por la tele sólo se veía la primera cadena con la dos en blanco y negro y media temporada de toros en directo. También, en muchas zonas rurales a sólo veinte kilómetros del centro urbano la vida que albergaban no parecía originada en el Sistema Solar y ahora tienen váteres con las paredes de caoba. Y tampoco se puede elogiar a unos regímenes políticos que murieron de risa tonta. A mí un ciudadano polaco me contó que, si bien nunca pasaron hambre, las tiendas hacían verdaderos prodigios de decoración minimalista en los escaparates y estantes. Y que para emborracharse, había que enterarse primero de a qué bar de la ciudad había llegado el vino elaborado con polvos que se hacía en el país, para situarse en la pertinente cola. Era un hombre muy sincero, porque después de entrevistarle en un bar, me quedé hablando con una amiga suya que horas más tarde desapareció. En las llamadas que recibí al día siguiente noté que el polaco no mentía, era un tipo franco. Luego la tipa resultó que había decidido seguir de fiesta un par de días más sin coger el móvil. Arrastro problemas cardiacos desde esas horas en las que no se conocía su paradero y yo era el último con el que la habían visto.
También entrevisté a unos españoles que visitaron la extinta RDA pocos años después de caer el muro. Eran de Valverde del Camino, Huelva. Fueron a currar de albañiles a Sajonia y les quemaron las casas. Al día siguiente, pretendían que siguieran currando rodeados de policías armados hasta los dientes y con perros, así que se volvieron a España y, como yo, arrastran problemas cardiacos desde esa noche. Se puede discutir por qué los alemanes del Este abrazan cada vez más ideologías extremistas. Las empresas del oeste tuvieron que comprar, con una ley, y un proceso de corrupción sin precedentes en Alemania, según dijo días atrás El País, esas empresas. Y lo primero que hicieron fue rentabilizarlas a la manera capitalista, es decir, a golpe de despido. Pero también no hay que olvidar que en esos centros de producción había un señor que te abría la puerta, otro que la cerraba, uno que te acompañaba al mostrador y otro que aplaudía cuando el conserje te indicaba dónde estaba el señor que abría la puerta del ascensor para ir a la segunda planta. No obstante, la pescadilla se muerde la cola cuando esos alemanes ven que los puestos de trabajo que sí podrían ocupar ahora se los llevan los turcos, que disfrutan de penes diez centímetros más grandes, y que se tiran a las pocas alemanas del Este que quedan, pues la emigración femenina al oeste es un fenómeno creciente dado que hay más trabajo para ellas “de cara al público”. Incorrectamente: De chochitos. Luego esta gente quema cosas ¿y de quién es la culpa? Qué más da.
Da igual analizar si las democracias sociales europeas tomaron prestadas estructuras del lado comunista, como sostiene Rafael Poch en La Vanguardia, o si ese misterioso y voluble señor apellidado Lasencuestas dice que en el Este echan de menos a Honecker. En lo que a nosotros, españoles, concierne, lo importante es que vivimos en un mundo libre y capitalista donde se pueden llevar a cabo las reformas que hagan falta para mejorar la vida, sólo que con mucho cuidado y especial atención.
La Historia de la ETA de Victoria Prego que ha publicado por entregas en DVD el Diario El Mundo es muy interesante porque también toca, de forma tangencial, la Historia de España. Por ejemplo, cuando Ernst Lluch es asesinado en 2000, la cronista añade al lamentable suceso que él fue el artífice de la Ley General de Sanidad de 1986 que supuso un hito en España y otros países de su entorno a la hora de universalizar el derecho a la salud. Un sistema levantado sobre las bases de la Seguridad Social de Franco, efectivamente, y no la de Mobutu en Zaire porque entre otros motivos los rigores del espacio tiempo a veces son ineludibles. Además, no fue de Franco sino de Girón de Velasco. Un hombre tan varonil que tuvo como rival en el régimen a otro machote como Muñoz Grandes, condecorado con la Cruz de Hierro en el campo de batalla, al que venció y que, pese a un accidente que le dejó inválido, consiguió acongojar a media España en la Transición con su oratoria al frente de la Asociación de Excombatientes y sus tres, llamados cariñosamente trescientos mil, afiliados activos. Volviendo al asunto, también, por un documental de Michael Moore, y la reforma sanitaria felizmente aprobada en primera estancia por Obama en Estados Unidos, muchos se creen que en España hay una asistencia pública gratuita. Cosa que es mentira. Cuesta mucho dinero y sale de nuestros bolsillos.
El desinterés por lo común, pensar que es gratis y la creencia instalada de que en manos privadas todo funcionará mejor es una consecuencia de la caída del muro. Y es importante que los ciudadanos se preocupen de vigilar qué servicios se les prestan con el dinero que sale de su esfuerzo diario y que se pregunten si son tan ‘eficientes’ los gobiernos que se declaran impotentes, cogen ese capital y se lo dan a una empresa para que preste esos servicios con el correspondiente beneficio. Pagas el servicio, la mano de obra y a otro señor que se lucra cuando con las dos primeras partes, en teoría, tendría que bastar. O cuando el Estado se declara impotente para hacer coincidir oferta y demanda de trabajo bajo un mismo techo y legaliza las ETT. Vamos, que lo mismo no son necesarios más intermediarios que los justos para determinadas transacciones. Sin embargo, la esperanza no está perdida en absoluto porque la gente no es tonta. En Alkörkón, cuando van a jugar al baloncesto a las canchas que ha construido el Ayuntamiento con sus impuestos y ven que un señor les quiere cobrar una ‘mordida’ in situ por hacer uso de las instalaciones para que puedan disfrutarlas de un modo más seguro y ‘eficiente’, cogen, se asocian entre varios, apañan bates de béisbol con clavos de veinte centímetros y les revientan la cabeza. Esto en pleno apogeo de la era capitalista, señores. Sólo hace falta un poco de esfuerzo individual por percatarse de la problemática y colectivo para resolverlo. Es el mensaje de los nuevos tiempos: nada tiene por qué hacer nada por ti. De modo que si se ajusta un poco el espacio tiempo, nadie tiene por qué añorar la RDA si no es por los apolíneos transexuales que salieron de sus piscinas olímpicas. Y sonreiremos en la economía de mercado como en la obra que difundía anualmente en castellano el Gobierno alemán oriental: ‘Ésta es la RDA’.
Así
También así
E incluso así.
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Comentario de Dum Dum Pachanga (23/11/2009 14:39):
Don Álvaro, con todo el respeto, pero es usted un cabronazo. No se puede ser tan brillante y clarividente, expresándolo además con una prosa de semejante quilataje, y no permitirnos disfrutar de ello mas a menudo.
Por cierto, ¿para cuándo ese nuevo proyecto que retome el pulso de la llorada RBBE?