Elecciones, al fin
Se ha acabado la legislatura. Definitivamente. Parece ser que el 9 de marzo de 2008 habrá elecciones. El Congreso dedicará los 50 días de trabajo que le quedan por delante para aprobar bastantes leyes, pero todas ellas están ya políticamente amortizadas, resta sólo confirmar que serán votadas por una mayoría suficiente (lo que parece, incluyendo a los Presupuestos para 2008, más o menos ya conseguido). Los partidos políticos, y especialmente el PP y el PSOE, llevan ya varios meses engrasando sus maquinarias electorales, pero es a partir de ahora cuando de verdad comienza a todos los efectos la precampaña. Y la actividad política española pasa, desde ya, a girar única y exclusivamente en torno a las elecciones de 2008. Vamos, que la legislatura se ha acabado. Sin embargo, no se notan demasiadas diferencias, dado que la presente legislatura adolecía de un pecado original que la ha condenado a ser una constante representación de campaña. No es que ahora, por la proximidad de las elecciones, ciertos acuerdos o pactos, la defensa de ciertas posiciones, sea inconcebible. Es que, desgraciadamente, lo ha sido durante los últimos años, desde el mismo día 15 de marzo.
Por este motivo puede decirse ya que, desde muchos puntos de vista, han sido cuatro años perdidos. La más acabada prueba de ello es que, de alguna manera, las elecciones de 2008 son una especie de segunda vuelta de las de 2004. Los atentados del 11-M y la muy particular gestión de los mismos que realizó el PP en esos días todavía en el poder, empleándolos como la más acabada prueba de que el gran asunto español era ETA, su vocación sanguinaria, la necesidad de combatirla con fiereza y, muy especialmente, la importancia de denunciar como cómplices de sus actos a todo el nacionalismo periférico (y de paso a sus aliados coyunturales, desde el PSC al PSOE) iniciaron la legislatura. La discusión a cuenta de la sentencia, que ha hallado responsables de la misma a personas vinculadas a movimientos islamistas radicales descartando radicalmente la participación o colaboración de ETA, cierra definitivamente cuatro años dedicados a perder el tiempo en esta miserable discusión con un hermoso colofón de lo más simbólico. Estamos, al final, exactamente como al principio.
Las elecciones de 2004 fueron un asunto desgraciado. Obviamente, no hay ningún motivo para dejar de votar por el hecho de que haya un atentado o de que ocurra cualquier otra desgracia, por grande que sea (siempre, claro, dentro de una magnitud que permita a la gente, al menos, votar con libertad y seguridad). Pero no es sano que unas elecciones ocurran en una situación como la que siguió al 11-M. No por el atentado. Por otras cosas. Por tener a un Presidente del Gobierno llamando a los medios de comunicación españoles (que le hicieron caso todos a una) e internacionales (que, lógicamente, no) para leerles la cartilla.
Por haber asistido al espectáculo de que el Gobierno en pleno saliera a cargar con la responsabilidad del atentado, más allá de toda prudencia pero, sobre todo, haciendo caso omiso de las crecientes evidencias en sentido contrario, a quienes mejor convenía desde su trinchera política y desde el discurso a partir del cual habían pretendido plantear la campaña electoral. Por haber sido convocados, como ciudadanos, por el Gobierno, a manifestarnos no tanto para expresar nuestra repulsa como para condenar a quienes, desde legítimas opciones democráticas, planteaban la conveniencia de ciertas reformas constitucionales respecto de la organización territorial del Estado. Por haber sido tachada una parte crecientemente amplia de la población (a medida que la información de los medios internacionales se filtraba en España, así como a cuenta de la evolución del trabajo policial, radicalmente imposible de cohonestar con la obsesión política de cargarle a ETA los muertos) de “miserables” por simplemente dudar de la versión oficial que, a la postre, resultó una impresentable engañifa. Por leer a pocas horas de la apertura de las urnas a un candidato a Presidente del Gobierno asegurar a los ciudadanos que sí, que había sido ETA, en manifestaciones tan desacertadas en su contenido como inoportunas a la luz de la que ha sido siempre nuestra tradición en materia de prudencia electoral durante las jornadas de elecciones o de reflexión.
Por todo ello, la verdad, era de prever que las elecciones del 14 de marzo de 2004 iban a ser algo más bien desafortunado. Así, con acontecimientos de tal gravedad democrática y que se suceden con tamaña rapidez, es muy complicado votar. Y aunque los resultados supusieron la más fuerte depuración política de responsabilidades de quienes se embarcaron en semejante dislate, las cosas no mejoraron. Estos resultados permitieron, sí, cumplir con esa función, lo que facilitó cerrar la que habría sido una dolorosísima exigencia de responsabilidades a quienes, voluntariamente o por incompetencia, se liaron la manta etarra a la cabeza. Pero a costa de cumplir tal función era evidente que iban a quedar deslegitimados desde el primer día. Votar en estado de shock como consecuencia de estar viviendo los sucesos más delirantes que la democracia española ha tenido que vivir, con todo un Gobierno empecinado en hacer tragar a la ciudadanía, siquiera fuera hasta el día 14 de marzo, una sucesión de mentiras de antología no es la mejor de las situaciones. Porque, de alguna manera, acaba provocando que toda la discusión política posterior se centre en determinar si, en efecto, tal castigo fue acertado o injusto. Y desplaza cualquier debate político de otro signo. Con el agaravante de que la inmediatez del juicio del 14-M permite a todos albergar la esperanza de que, con el follón más reposado, las cosas habrían sido diferentes.
Así hemos pasado cuatro años que, en realidad, no han servido sino para dejarnos en el mismo punto de partida. La gente del PP, incluso sus miembros más responsables, tiene la sensación de que perdieron el poder de manera injusta, pues los ciudadanos no votaron sino el rechazo a lo que ocurrió esos días. Así que, desde el mismo día en que se conocieron los resultados, ha crecido una larvada oposición al reconocimiento mismo de la legitimidad de la actual mayoría. Y, de esta forma, el clima político durante toda la legislatura ha sido sencillamente irrespirable, con un Gobierno tratando de ir capeando el temporal y una oposición obsesionada con vindicar el papel de los suyos esos aciagos días de marzo.
Obviamente, la legislatura ha servido para mucho, al menos desde la óptica de la actual mayoría: han aprobado muchas leyes (todas ellas, además, sin apenas problemas para articular amplias mayorías) algunas de las cuales tienen una importancia indudable y han avanzado enormemente en la puesta en marcha de medidas de todo orden de las comprometidas en su programa electoral. Pero ha sido a costa de un desgaste institucional y ciudadano, de una fractura social y política, verdaderamente nefasta e incomprensible en tiempos de bonanza y tranquilidad. Los numerosos puentes rotos, los consensos destrozados, las instituciones estatales utilizadas como campos de batalla e incluso la destrucción hasta cierto punto de la convivencia ciudadana pacífica entre quienes pensamos de forma diferente son el legado de estos cuatro años, como consecuencia de que, entre todos, no supimos cerrar bien lo ocurrido en marzo de 2004.
Cuatro años después, al fin, los ciudadanos vamos a poder votar. En lo que todos, PP y PSOE, van a plantear como la segunda vuelta de las elecciones del 14-M. Unos comicios donde, inevitablemente, de algún modo, va a ser difícil sustraerse a esa lógica, con una clase política que pide a la ciudadanía que confirme o desmienta el juicio político que sobre la gestión del Gobierno de Aznar en esa crisis (avalada por cuatro años de liderazgo de Rajoy en el PP, dedicados esencialmente a defender que nada hay que objetar respecto a lo que si hizo en esos días) ya hicimos el 14 de marzo de 2004. Es una pena, una desgracia. Una más. Un ejemplo adicional del lamentable contexto político en que se ha desenvuelto esta legislatura desde el primer día. Cada cual, más o menos, tenemos claro quién es responsable (o más responsable) de que así haya sido. Al fin, en unos meses, podremos dejarlo claro. Y al fin, si gana de nuevo las elecciones el partido socialista de Rodríguez Zapatero, podremos aspirar a la normalización del debate político mientras gobierne ZP. Del mismo modo como, sin duda, un Gobierno encabezado por Rajoy salido del las urnas en marzo de 2008 podría, también, disfrutar de un clima político normalizado.
La verdad, ya era hora. Por fin nos libraremos del nefasto contexto en que vivimos desde las elecciones de 2004, no por ellas en sí mismas ni por sus resultados, sino por haberse celebardo en un entorno de ejercicio de irresponsabilidad política gravísima que ha sido imposible borrar, a la vista está, a lo largo de toda la legislatura. Bienvenida sea, pues, la segunda vuelta de las elecciones de marzo de 2004. Aunque uno hubiera preferido, ya puestos, que ésta hubiera tenido lugar en mayo o junio de ese mismo año, por poner un ejemplo, nunca es tarde si la dicha es buena.
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Comentario de refinitivo (08/11/2007 20:07):
primen! ale!
Ud cree? Cree que si gana ZP nos libraremos del contexto? Yo creo que aún dará coletazos.
Y lo del TC como lo ve? Y si se emponzoña la legislatura 2008-2012 con este tema?
Comentario de Alfredo M-G (09/11/2007 01:01):
Desde que Chaves anunció que las elecciones andaluzas serían el 9 de marzo ya se sabía que las generales iban a parar a la misma fecha.
Aunque considerando que la mayoría de la clase política es la hez, no estaría nada mal, por un asunto de justicia poética o quizá sólo justicia a secas, que el PP perdiera el poder por el Once de Marzo en 2004 y tuviera que renovarse y mandar a galeras a unos cuantos dentro de unos meses por la misma causa.
Y eso que Rodríguez Zapatero me espanta, pero lo otro ya no sé ni cómo calificarlo.
Comentario de dj. tirones (09/11/2007 14:26):
si ésta ha sido la legislatura de los atentados del 11M, la próxima será la legislatura de la crisis económica. Va a ser un buen marrón para el ganador (bueno, para todos). A ver como gestionan la época de vacas flacas
Comentario de l.g. (09/11/2007 15:46):
La verdad es que cuando me acuerdo de aquellos días de marzo del 04, de las mentiras que nos contaron sabiendo que eran simple y llanamente mentiras; cuando veo que los mismos mariachis (salvo Aznar) siguen en sus puestos manejando las mismas mentiras (o intentando cubrirse un poco el culo), me quedo alucinado. Es flipante que Acebes, Zaplana y compañía sigan ahí con toda su caradura explicando que igual no fue ETA, pero que igual un poco sí, o que al menos no está del todo claro -¡aún!- que no tuviera nada de nada de nada que ver…
En fin, que alucino, y que después de alucinar me enfado mucho. NO me ha parecido gran cosa ZP, más bien me ha desilusionado con muchas palabras que a la vuelta han estado vacías, con las vueltas y revueltas del Estatut, con la tregua, con Navarra… Dudo que le vote, pero es que a los otros marcianos ni de coña.
Y sí que es verdad que probablemente lo mejor hubiera sido otras elecciones en ese mismo 2004, con las cosas más claras y más frías. Así es posible que el pp se hubiera llevado el palo que realmente se merecía y sin excusas. Y si hubiesen ganado… pues tan contentos. Ahí seguiríamos tan amigos de Bush -igual habíamos recogido algún premio y todo a estas alturas-.
Comentario de Mauricio (09/11/2007 18:39):
Sí, mas vale que conviertan las elecciones en una segunda vuelta, de hecho convocaría una par de manifestaciones; contra el Prestige y La Guerra porque como tengan que ganar basándose en lo que han hecho…pero tate, no querrás decir que lo esta haciendo el PSOE adrede, pero no que digo es el PP que no lo ha superado todavía….vamos que si dependiese de Pepiño no lo superaban en 40 años…
Suerte que Zp y la muchachada, nos alerto de la presencia de terroristas suicidas y evitamos el golpe de estado que preparaba el PP… y mientras tanto Acebes el muy truhán, despistando con la Kangoo y la cinta coránica…
Comentario de Belisario (09/11/2007 19:36):
El caso de Rajoy se parece sobremanera, al que en su momento ha protagonizado en Madrid, el Sr Simancas. Ambos son cadáveres políticos, desde el mismo momento que perdieron los primeros comicios. Lo que ocurre, es que la única forma de que se vayan, es descalabrando en las urnas; al partido que representan. Una vez que esto ocurra, que celebren primarias; y a ver si lo que surge de ellas es votable o no.
Comentario de laletrao (09/11/2007 22:02):
ya no quedan políticos como antes
Comentario de popota (10/11/2007 00:04):
Pues a mí lo de Rajoy me recuerda más a Almunia que a Simancas.
Comentario de Ksiaze (10/11/2007 20:38):
A mí este artículo me parece en sí mismo una prueba de lo que afirma en sus primeros párrafos.
Y esto tengo que decirlo aquí, dado que en LPD todavía no aparecen las noticias “en tiempo real”: a S. M. el Rey le ha faltado solamente darle una hostieja al Chávez este. Que se ande con ojo el dictadorzuelo, que al Rey una vez se le puso farruco su hermano y le… [censurado]
Comentario de Ksiaze (10/11/2007 20:39):
.azebac al ne orit nu ógep el y…
Comentario de James Heiden (10/11/2007 21:39):
Ksiaze: (: onamreh oiporp us…ydenneK a ótam neiuq somebas ay secnotne!
Queremos de saber un artículo sobre los hechos acaecidos en la citada cumbre, lo queremos ya! LPD oculta la información a los españoles!
Comentario de Marta Signes (11/11/2007 16:22):
Patético el Rey. Dio un poco de vergüenza ajena. Toda Sudamérica es un clamor contra la arrogancia española. Y con razón. Porque aunque en el fondo tuviera razón, las formas son importantes.
Comentario de hglf (12/11/2007 04:59):
Vamos doctores que esto es internet … y la noticia de SU REY con CHAVEZ es chistossisisisíma.
Comentario de AnonymousCoward (12/11/2007 12:12):
A mí me ha gustado especialmente lo que ha dicho ZP después de la cumbre: “Aquí partimos del respeto a los líderes elegidos democráticamente”. Supongo que eso quiere decir que al Rey, ni agua.
Por lo demás, se han descalificado desde los medios españoles las denuncias socioeconómicas de Chávez y compañía, dando crédito a la CEOE etc. sin el más mínimo espíritu crítico. Se dan por ciertas las afirmaciones de “los nuestros”, y punto.
Comentario de Tvrtko (Berengario) (15/11/2007 20:33):
Escenario A (victoria del PSOE):
-Subescenario A-1 (absoluta): Neofelipismo hippy. Problemas con la Iglesia.
-Subescenario A-2 (relativa): Continuismo consecuente. Espadas en alto.
Escenario B (victoria del PP)
-Subescenario B-1 (absoluta): Crisis total. Extremismos varios.
-Subescenario B-2 (relativo): Continuismo tranquilo. Intercambio de papeles.
Comentario de Jake (23/11/2007 20:56):
Andrés, siento no compartir tu optimismo:
Mucho me temo que mientras no caigan unas cuantas cabezas crispantes del ambiente mediático (desde Jiménez a Rouco)esta segunda vuelta electoral no va sino a agravar más la confrontación.
Mientras no se renueve el PP, como tuvo que renovarse el PSOE de Felipe, y desaparezcan del escenario Acebes, Zaplana y Mariano, el circo va a continuar.
Si el resultado revalida al PSOE con una amplia mayoría (aunque no sea absoluta), podemos esperar una purga tranquila hacia posiciones más pragmáticas en la derecha.
Cualquier otro resultado será fatal. Un empate técnico similar al de 1996, podría dar lugar a la no aceptación de la parte perdedora y a una continua inestabilidad del sistema en manos de varios partidos nacionalistas(CIU lo tiene difícil tanto para apoyar al PP antiestatutario como al PSOE del tripartit, ERC cambia de opinión como de corbata, y el PNV se ha echado al monte hace tiempo). Un gobierno en minoría ajustada sería un calvario tanto para el PP (que lo tiene difícil para encontrar el apoyo de CIU e imposible el de cualquier otro grupo parlamentario) como para el PSOE (qué sólo podrá contar con la fidelidad de lo que los electores dejen de IU, si es que les quedan diputados para formar grupo parlamentario despues del 9M).
Una victoria clara del PP quizá llevase al PSOE a una relativa moderación, pero daría alas a las fuerzas centrípetas nacionalistas que dificilmente sostendría a este PP tan españolista en el gobierno.
En síntesis, sino se resuelve la contienda con una clara victoria del PSOE, con más de 1 millón de votos de ventaja y cercacna a la mayoría absoluta, o con una mayoría absoluta del PP (que se aparece ni en los sueños más húmedos de Aznar), el show mast go on (again).
Me mojaré un poco más. Aunque sin duda el escenario de continua crispación alentado por el PP estos cuatro años mantiene en un continuo estado de movilización a sus votantes más firmes (aquellos que nunca han dejado de votarlo) tiene también un efecto contraproducente para ellos y mal calculado, y es que despierta un profundo recelo de la izquierda abstencionista o votante tradicional de IU, que podría ir a votar de nuevo más para evitar un regreso de un PP aparentemente radicalizado, que para respaldar a ZP.
Así las cosas si el PP crispa más de la cuenta el tiro va a salirle de nuevo por la culata y a ZP le saldrán votantes de todos los colores, sino los desanima mucho.
Comentario de uauuhuhau (28/11/2007 16:38):
UauuuuuuHHHHH
dedicado a con todo el cariño al Sr. Boix, al que le hacen falta algo más de “dos tardes”…”o dos años”
http://www.cotizalia.com/cache/2007/11/28/48_madrid_aporta_estado_12300_millones_recibe.html