Murcia
Murcia, qué hermosa eres
Historia
La pomposamente denominada Región de Murcia es una más de las 17 comunidades autónomas que conforman esa entelequia inexistente que denominamos España, o, por ser fieles a la realidad, “Estado Español”. Lo notorio de Murcia es que reproduce fidedignamente la impostura histórica generada en la Transición para intentar hacernos creer que hay algo más allá del terruño que podemos atisbar a través de la boina, mucho mejor que los otros 42 millones de terruños a su vez asociados a otras tantas realidades nacionales indiscutibles. Y lo reproduce con fidelidad porque la invención de Murcia fue mucho más currada que la de otras regiones. Históricamente Murcia estaba unida a Albacete, pero como cuando se desarrolló el Estado de las Autonomías la provincia de Madrid decidió que, ya que ahí estaba la capital, querían una Comunidad Autónoma propia, la antigua Castilla La Nueva quedó en cuadro, perdiendo el 70% de su población merced a la secesión madrileña. Así que, en compensación, a la UCD se le ocurrió regalarles Albacete a cambio de Madrid, en una operación claramente deudora de otras prácticas tan típicamente españolas como la bolita de los trileros o el tocomocho.
Y, de esta forma, llegamos a la actual Región de Murcia, región uniprovincial enquistada en la costa mediterránea entre la Comunidad Valenciana y Andalucía cuya identidad es una especie de mezcolanza surrealista entre ambas, lo cual ha dado como resultado que Murcia una el desprecio valenciano y el odio andaluz a la indiferencia generalizada de todos los demás. Es en ese contexto de desesperación por el desprecio hacia una comunidad que, por menospreciada, acaba por sentirse más española que nadie (miren los ejemplos de Extremadura, Castilla y León o Castilla-La Mancha, comunidades despreciadas donde las haya: ¿a que no hay ni rastro de nacionalismo?) donde surgió, nadie sabe exactamente ni dónde ni cuando, una de las iniciativas publicitarias más inteligentes, innovadoras y exitosas de todos los tiempos, estudiada desde entonces en todos los centros de marketing y publicidad comercial de todo el mundo: la campaña publicitaria para promocionar el turismo en Murcia entre todos los españoles, que, con el prestigio previamente ganado durante años en el concurso de TVE-1 “Un, dos, tres”, donde el gran premio era un apartamento en la Manga del Mar Menor, se centraba en el siguiente slogan: “Murcia, qué hermosa eres” (pronúnciese hermoza).
A partir de ese momento, Murcia dejó de ser una Comunidad Autónoma despreciada por los españoles, y pasó a ser, como sigue siéndolo ahora, objeto de la mofa y burla generalizadas. Montas una conversación entre españoles y, más tarde o más temprano, sobre todo si no hay tema de conversación, sale el temita de Murcia, se echan unas risas a cosa de lo hermoza que éh y todo arreglado.
Características
Pero no se crean, a pesar del jolgorio que genera entre todo aquél que se ponga a hablar de ella, Murcia no es cosa de risa. A fin de cuentas, ha conseguido constituirse, incluso más que el modelo a seguir (el sur de la provincia de Alicante), esta circunstancia tan española de reivindicar, al mismo tiempo, su supuesta pobreza y desatención públicas, según las cifras oficiales (que ubican a Murcia entre las comunidades más pobres de España), y acaparar riqueza (de la que no se declara a Hacienda) en cantidades industriales, a base del binomio ganador especulación urbanístico-turística + subvenciones a fondo perdido para la agricultura. De manera que Murcia es, tras la región de Munich, la región europea con mayor porcentaje de Mercedes Benz per cápita, estadística mucho más fiable en España, en términos de riqueza real, que la renta calculada a partir de los impuestos.
Con estos mimbres, resulta por tanto obvio que Murcia sea, en realidad, un oscuro objeto del deseo de cualquier político español, dispuesto a ejercer como cacique local recalificador y Padre de la Patria chica. Por eso el PP decidió, allá por los años 90, desarrollar el PHN, con la intención de asegurar por mucho tiempo su férreo dominio murciano a costa de perder, en las mismas condiciones, el poder en Aragón (que es quien proporcionaría el agua para seguir subvencionando la agricultura y el desarrollo urbanístico). Porque, aunque ambas sean más o menos iguales en población, así como Aragón es una “falsa región rica” (son ricos porque son muy pocos, pero no tienen recursos ni un modelo de crecimiento definido), Murcia es una “falsa región pobre” (son pobres porque su declaración de Hacienda lo es). Así que el PP, que llegó al poder en 1995 tras doce años de dominio socialista, lleva otros tantos años en el poder, cada vez con mayor solidez.
Prospectiva electoral
El PHN es la piedra angular en la que se basa el poder omnímodo del PP en la región, en términos que se acercan a un 60% del electorado. Lo sorprendente del caso es que a estas alturas resulta bastante claro que el PHN nunca se producirá en los términos en los que fue configurado, lo cual no obsta para que el Presidente autonómico, Ramón Luis Valcárcel, siga utilizándolo como eje de su política, centrándose ahora en el victimismo sobre lo malo que es el Gobierno central que deniega el agua para los murcianos, mientras el Gobierno trasvasa agua desde el Tajo al Segura, ejecuta el proyecto de trasvase Júcar – Vinalopó y continúa proponiendo el delirante plan de desalinización de agua marina. El argumento, a pesar de todos los pesares, es de extraordinaria eficacia porque, a diferencia de lo que ocurre en la Comunidad Valenciana, en Murcia sí hay un problema más o menos endémico de abastecimiento, y que además afecta a una mayor proporción de la población, más volcada globalmente hacia la agricultura que en el caso valenciano. Por esta razón, de todas las Elecciones Autonómicas que se celebran en España, en estos momentos probablemente sea Murcia la que presente unos resultados más previsibles: mayoría, absoluta e indiscutible, del PP.
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