J’ai une question à vous poser

Documentándome para poder poner a parir con propiedad a Mariano Rajoy la semana que viene, cuando repita la prestación escolar y lamentable que nos regaló Rodríguez Zapatero en su charla televisada con ciudadanos que, ¡cuán refrescante fue su osadía!, le pedían solución a sus problemas cotidianos (que si necesito que me pavimenten la calle, que si quiero que cierren el bar de la esquina porque el olor a fritanga es infumable, que si me podría hacer el favor de pasarse por casa a cuidar a la abuela los viernes por la noche para poder irme de juerga…), me he tragado las apariciones de Ségolène Royal, Nicolas Sarkozy y Jean-Marie Le Pen en la televisión francesa. Mismo formato, dos horitas de duración con cada candidato (Le Pen la mitad porque el resto del programa lo componían la líder comunista y un tradicionalista de la Vendée, ¡cuán refrescante y osada es la política francesa!) y, de paso, un aperitivo que permite a LPD hablar de las inminentes elecciones presidenciales francesas. Y así, hacer gala de nuestra condición: criticar a Rajoy, preocuparnos de las elecciones francesas, defender a los progretarras del orbe y, con un poco de suerte, poder reírnos del MEMYUC (aunque con el añito de Capello la verdad es que la competencia ha sido tan fuerte que nos ha obligado a dar un paso atrás).

¿Qué sensación le queda a un español cuando asiste a las prestaciones de Ségolène Royal, de Nicolas Sarkozy o de Jean-Marie Le Pen (la de François Bayrou, la otra que tendría interés en tragarme, todavía no la tengo en mi poder y, si me lo permiten, me ahorraré el visionado de la cátera de trostskystas y antisistema de toda laya que oferta toda elección francesa para un día que quiera diversión embrutecedora)? O, por ser más precisos, ¿qué sensaciones le quedan a un español con el alma vendida a ZP como corresponde a cualquiera que escriba en LPD? Para resumir, más o menos, y sin pretender ordenarlas demasiado, no vayan a acusarnos de ser de derechas, éstas:

– Francia es un país político y acostumbrado a (o, más bien, apasionado por) la discusión política. Motivo por el cual, entre otras cosas, se explica la existencia, ascensión y éxito del Frente Nacional (aunque, la verdad, otra explicación es la indudable inteligencia táctica y política de su líder), así como la de los radicalismos progresistas varios. Cuando a una sociedad le gusta mucho algo, la política en este caso, es normal que aparezcan todo tipo de tendencias à la mode. Este sincero gusto por la política se manifiesta en que se habló más de ella en los programas de lo que ocurrió con ZP en España, donde la clave de bóveda de las dos horitas se concentró en descubrir que el precio del café solo en esta castigada piel de todo varía mucho, entre los treinta céntimos de euro y los 5 euros.

– Las elecciones presidenciales francesas de 2007 están mucho más abiertas de lo que parecen. Puede llegar a la segunda vuelta cualquiera de los cuatro principales candidatos (a saber, Jean-Marie Le Pen, Sarkozy, Bayrou o Royal) y puede ganar cualquiera de los tres últimos. Desde 1981 predecir un resultado electoral en Francia ha sido muy sencillo: consistía en no hacer ni puto caso a las encuentas (como en España) y atender a una tendencia de base constante que provoca que siempre acabe ganando la oposición en cuanto han pasado más de tres o cuatro años desde que un gobierno tiene mando en plaza, lo que es una fiel traducción de la malaise francesa que ya dura 25 años, en una sociedad que no sabe muy bien ni adónde va ni hacia dónde quiere ir pero que no está nada a gusto con cómo van las cosas (en este caso, justo lo contrario que en España, donde excepto si ee lo curra mucho un gobierno, pero mucho, mucho, ya sea estatal o autonómico, lo normal es que elección tras elección tienda a perpetuarse, traducción de la lealtad cortesana inherente al español postfranquista). Sin embargo, estas elecciones están abiertas de la hostia. La izquierda, a quien le toca volver, puede quedarse sin candidato en segunda vuelta debido a lo que ya les ocurrió hace cinco años (la pujanza de Le Pen o en este caso incluso de Bayrou y sus múltiples problemas derivados de la pluralidad de opciones exóticas para entretener la pasión política de todo francés “comprometido” y progresista, que puede “mandar un mensaje” trotskysta revolucionario, trotskysta militarista, trotskysta en vía de domesticación, verde, ecolo-anarquista, comunista, eurocomunista, comunitarista, antillano-leonés y todo lo que Usted pueda imaginar). Pero, sobre todo, no hay ningún candidato en la derecha que represente la continuidad con el proyecto de Chirac. Le Pen ha sido un histórico enemigo de Chirac (es una de las pocas cosas que siempre han honrado al personaje), Bayrou le tiene la lógica inquina de cualquiera que ha estado a punto de ser aniquilado políticamente y, por encima de todo, el más íntimo y personal rival de Chirac ha sido desde hace años, desde la famosa traición del hijo preferido (apoyo a Balladur en 1995) el propio Sarkozy.

– Para añadir confusión a la historia, como por lo demás avalaron a la perfección los respectivos programas televisados con los candidatos, Le Pen es un excelente comunicador y una persona con gran olfato político, que ha logrado convertirse ya en parte del stablishment político francés y que ha modulado las aristas más irritantes de su discurso, cada vez más apto para las masas (a lo que contribuye la propia derechización de la política francesa, que ya es decir; y a lo que ayudó también el lamentable espectáculo de la elección de Chirac en segunda vuelta hace cinco años alentada por todo el poder político, económico y mediático con la intención de “demostrar al mundo que Francia es ultraderechista, pero sólo un poquito”, con un lógico efecto boomerang); Royal es una filfa dialécticamente y, según se atisba, también en la construcción y mismas bases de su discurso, profundamente conservador y basado sólo en la imagen; y Sarkozy es el único elemento (excluido Le Pen, sin posibilidades reales de ganar en la segunda vuelta) con un discurso realmente renovador.

Como no he visionado el programa con Bayrou no puedo calibrar cómo se desenvolvió él a la hora de afrontar la prestación, pero me temo que no demasiado bien. Nunca ha sido hombre brillante ni en exceso ocurrente. Buen tipo, sí. Más o menos cabal, también. Revolucionario, ¡ni pensarlo! Bayrou representa la esencia de la Francia cómodamente social, instalada en una democracia burguesa, socialmente católica pero abierta de mente, a la que aspira a retocar un poquito hacia la sensatez, Europa y algo de pimienta social. Como se ve, algo que no está, en el fondo, tan mal. Pero constituye poca chicha para un programa con ciudadanos preguntando, a no ser que se adentren en la ardua cuestión del catholicisme à la paysanne que Bayrou representa con cierta vergüenza, donde el tipo puede aportar, ahí sí, sus cosillas, sus contradicciones, sus íntimas excrecencias y dar algo de carnaza. Cuestión distinta es que Bayrou sea majillo, que lo es, con sus orejotas y su acento sureño. A los españoles no nos puede caer demasiado mal. Les oyes hablar y piensas que tampoco tienes un acento tan pésimo en francés. Con él al frente no da la sensación de que Francia nos fuera a putear demasiado ni a volver a ganar una guerra. Y llevaríamos así ya más de 150 años sin padecer una derrota militar a sus manos, lo que es nuestro récord de todos los tiempos. Pero, como ya digo, no habiendo visto todavía el programa, poco puedo decir sobre cómo lo hizo.

Me gustó mucho cómo se manejó Le Pen en el programa de marras. Y fue, además, muy significativo cómo reaccionaban los franceses a la hora de preguntarle. Hay, es cierto, una gran pasión política en cada francés de verdad (eso sí es una verdadera declaración de pureza racial y no los rollos pure souche o BYB que otros preconizan). Hay, es cierto, también, hasta un cuarto del electorado que puede llegar a sentirse cautivado por las “verdades del barquero” de Le Pen, su medida puesta en escena, su inteligencia argumentativa. Pero todo francés es también un patriota. Y, como tal, ama no tanto a Francia como a una cierta imagen de Francia que dar a los demás. En esa imagen no cabe que Le Pen exista. Y eso les hace excluirlo como pueden de las instituciones, de los medios de comunicación, de la autoconciencia nacional. Eso provoca que toda la izquierda en masa vote a Chirac en unas elecciones, no para impedir que salga Le Pen (que nunca habría podido salir elegido), sino para demostrar que “la Francia verdadera no es así”. En fin, eso provoca también que, frente al espectáculo lamentable del “¿Qué hay de lo mío?” del programa español la aparición de Le Pen sea poco representativa de cómo se comportan los franceses. Cada intervención era un canto a la preocupación de los “ciudadanos” por los derechos de los demás. Los blancos preguntaban por los negros, los franceses por los inmigrantes, los hombres por las mujeres y los negros por el genocidio armenio. Fue emocionante e interesante, pero algo cansado por forzado. Así como se hubiera agradecido un esfuerzo mínimo de los ciudadanos españoles por manifestar interés por algo que afectara a otros colectivos ajenos al suyo o por cuestiones referidas a la colectividad, la hipertrofia en esta pose que provocó Le Pen en quienes le preguntaron se hizo cansina. Uno se pregunta si los ciudadanos seleccionados por la tele francesa contenían al 15-20% de simpatizantes del FN que debieran haber contenido. ¿Dónde estaban? O los vetaron o no son tan radicales hablando (más suelta tenían la melena los españoles que le pedían a ZP que los inmigrantes no tuvieran servicios públicos, joder, y aquí ni Dios es no ya de ultraderecha sino sencillamente de derechas) o es que, como es frecuente, esta gente se sigue avergonzado de su verdadero ser y disimula en sus exhibiciones públicas. O en las encuestas. Así que ojito a Le Pen en la primera vuelta.

Más útil, por natural, es comparar las entrevistas a Sarkozy o Royal con la de Rodríguez Zapatero. Y aquí sí que se demuestra que la diferencia entre Francia y España es enorme. El “¿qué hay de lo mío?” era tan frecuente en España como exótico en Francia. Aunque, sí, en algunos casos, también, apareció. Es digno de constatar, por cierto, que mucho más con Royal que con Sarkozy. Y esto permite aventurar varias explicaciones. O bien se trata de miedo a que Sarkozy te envíe a los CRS a poco que te pongan personalmente exigente con él y su política. O bien que Royal es tenida por poco seria y poco interesante respecto al fondo de su pensamiento y de sus ideas sobre la sociedad, por lo que la gente le pregunta por sus cositas en mayor medida. Probablemente se trata de esta segunda opción si tenemos en cuenta, además, que así como con Sarkozy los temas tratados fueron variados, con Royal el programa se centró en más de la mitad del tiempo en tratar de asistencia social y hospitalaria.

Quizás haya un problema de machismo latente en todo esto. Y, en consecuencia, a Royal le preguntaban por cosas “de mujeres” (la casa, los niños, cómo cuidar a los enfermos, los problemas al hacerse mayor, el punto de cruz…). Pero lamentablemente, da la sensación de que Royal se empeña en cultivar esa imagen de “la mamá de los franceses”: les habla con cariño, les regala los oídos, les suelta rollos moralizantes e ideológicamente les proporciona una papilla bon marché para que no se indigesten, los pobrecitos. El momento más espectacular del programa es cuando un minusválido habla de la vida y de lo que supone una tara, recuerda a un amigo suyo, ya fallecido, y no puede evitar que le embargue la emoción. Ante la vergüenza ajena de la audiencia (al menos, de la mía) y el pavor y rechazo del hombre en silla de ruedas (supongo que harto de verse mirado por los demás como alguien necesitado de un plus de atención por los demás), la reacción de Royal es emitir un gritito a medio camino entre el suspiro de pena y ternura (“aaaaaaayy”) como diciéndole “pero no llores, chiquitín”. Y, a continuación, se acerca al pobre hombre, lo acaricia cuidadosamente y le toma de la mano. Yo no quiero decir nada, pero esto son cosas que a uno le previenen contra votar a alguien. A no ser que haya motivos muy fuertes que te obliguen a hacerlo. Piénsenlo bien: ¡es un gesto que podría tener el mismo Rodríguez Zapatero, así, sin tener la más mínima vergüenza en mostrarse así en público!

Para no cargar demasiado las tintas, he de confesar que Royal presenta un proyecto atractivo en dos aspectos: su atención a las vías de participación ciudadana (atractiva aunque muy distante de estar bien pulida) y su reflexión sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de solidaridad porque un país no sólo no pierde sino que gana con ellos (aunque, la verdad, esto no lo explica demasiado y uno lo tiene que inferir de sus discursitos poniéndole buena voluntad, dado que la reflexión a este respecto es de una puerilidad que asusta). No sé si eso es capaz de compensar su tendencia a dar la razón a todos, a ponerles buena cara, a asegurarles que resolverá todos los problemas y a soltar un discursito precocinado (ahora entendemos que le llamen “la Zapatera”) en cuanto podía. Y, especialmente, no sé si compensa lo más grave de todo: sus constantes afirmaciones de ser la única capaz de resolver los problemas, algo de lo que los ciudadanos habían de tomar nota, se supone, para decidir votarla pero que a mí, en cambio, me espanta.

Frente a la visión salvífica de sí misma que da Royal, la puesta en escena de Sarkozy me pareció más efectiva, brillante, pegada a la realidad y respetuosa con la inteligencia de los ciudadanos. Tiene tendencia el tiparraco (porque, joder, hemos de reconocerlo, es un hijo de puta y en lo personal tiene toda la pinta de ser un cabrón de tomo y lomo) a decir la verdad, a decir lo que piensa. O algo que se parece sospechosamente a la verdad de lo que piensa. A argumentarlo, razonarlo, exponer pros y contras y aclarar los motivos por los que él se inclina por una cosa y no por otra. Y, a continuación, a plantear a los franceses que a lo mejor no está él en lo cierto, pero que espera poder convencerles de que así es. Más allá de que en muchas de sus posiciones yo no estoy de acuerdo con él (pero en otras muchas sí), el planteamiento me cautiva por lo anómalo. Que sí, ya sé que no debería ser así, pero lamentablemente así es.

Adicionalmente Sarkozy, junto a planteamientos que no creo inteligentes ni buenos para una sociedad (como su poca empatía con los que están en malas condiciones y su poca visión de las ventajas que supone para todos establecer redes de solidaridad que permitan a quienes estén o caigan en esas situaciones salir de ellas o ayudarles a ello, ya sean inmigrantes o pobres de banlieue; como sus planteamientos retroconservadores en materia de derechos civiles….) sí que aporta una reflexión de fondo importante y rupturista en un país como Francia: el valor del esfuerzo individual, del trabajo, la necesidad de que la colectividad lo respete y lo proteja, lo prime y lo cuide. Esta exigencia cívica (republicana, que dirían en Francia) es especialmente importante para ayudar y primar, precisamente (y aunque muchos sigan obcecados en no verlo), a los más desfavorecidos. Una sociedad sana no ha de primar la asistencia (que, como es obvio, no ha de negarse a quien la necesite) sino el intentar dar a todos posibilidades de mejora y progresión acordes a su esfuerzo y capacidad. Y hacerlo permitiendo igualar las desventajas de origen con que muchos parten. En esto último, por supuesto, Sarkozy no incide demasiado. Pero eso no quita para que en gran parte de sus razones no esté más que acertado. Para quien más importante es un escuela pública exigente y de calidad, un mundo del empleo competitivo y en el que se pueda progresar, una protección de la seguridad y de los bienes a cargo del Estado que sea eficaz, etcétera, no es para el rico, no es para el privilegiado. Porque todas esas cosas, si no las asegura la colectividad, la sociedad, el Estado, el rico, el privilegiado, el que ha tenido la suerte de nacer en cierto ámbito, se las va a poder apañar por otras vías.

Sarkozy, por último, hace un esfuerzo por entender y explicar que alguien como Le Pen y sus ideas puedan atraer al 20% de los votantes. En contra de lo que habitualmente se dice sobre él, no creo que sea algo criticable. Como tuvo ocasión de explicar en el programa, habrá qué analizar qué pasa con tanta gente, humilde y desfavorecida en su mayor parte, que se siente abandonada por las instituciones en vez de estigmatizarlas. Eso no implica que haya que compartir sus ideas o dejar de combatirlas, pero sí que es absurdo y contraproducente tratar de establecer artificiales cordones de seguridad en torno a ese electorado, tratar de contenerlo, que no crezca, aislarlo y poco más. Probablemente el esfuerzo de Sarkozy no sea exclusivamente sincero y tenga un componente táctico. Pero también lo tiene el cultivo por parte de la izquierda francesa de la idea de aislamiento del FN (que le permite, desde hace décadas, ganar de vez en cuando elecciones en un país con un 60% del electorado, en el mejor de los casos para la izquierda, profundamente conservador).

Los franceses, en estas elecciones, se la juegan entre un outsider medio simpaticote y esencialmente inocuo como Bayrou (lo cual puede no ser una mala opción), una incógnita respecto de todo lo bueno que puede traer pero con todo lo malo a la vista y de tan poco fuste como Ségolène Royal y un tipo más listo, más formado, más sensato, más sincero, menos mesiánico pero socialmente muy conservador que, además, es un reconocido hijodeputa como Sarkozy. Porque de Royal se pueden tener dudas al respecto (a lo mejor es buena gente, a lo mejor no), mientras que de Sarkozy cabe albergar pocas. Le avala una trayectoria plagada de ventajismo personal, de traiciones, de ejercicio despiadado de egoísmo político que podrían servirle, si pierde las elecciones, para escribir un manual del perfecto trepa. Nadie tiene demasiadas ganas de que le gobierne una persona así y, lo que es peor, que todo el mundo sabe que es así. Imaginen pues cómo están las cosas en Francia para que, aún así, la idea de que llegue a ser el próximo Presidente de la República no sea del todo desagradable para muchos (aunque, a lo mejor, influye aquí el ver las cosas desde fuera y desde dentro todos tienen claro que de un trepa hijoputa hay que huir). Porque, como demostraron claramente los interrogatorios con los ciudadanos (y, al menos para eso, sí sirvieron), está claro que la izquierda francesa es empalagosamente conservadora. Por lo que, por sorprendente que parezca, Sarkozy es quien encarna los riesgos y atractivos del cambio. Él. Mejor que nadie. El hijoputa. El trepa. ¡La vida puede ser así de chunga si eres francés!

Por cierto, una última diferencia entre los programas francés y español: el plató francés tenía moscas (o bichitos que volaban y se veían) mientras que el español no. ¡Para que luego dude alguien del cambio climático!интернет репутациядизайн радиаторов отопления


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  1. Comentario de consPPiranoia (11/04/2007 13:55):

    Creo que Rajoy ha preparado intensamente el debate; tan es así que ya sabe lo que cuesta un café…

    (Momento “¿Qué hay de lo mío?” -> están todos invitados a sumarse al boicot a LibertadDigital)

  2. Comentario de Carlos Madariaga (11/04/2007 15:33):

    Estupendo, ahora ya puedo decir que sé de política actual francesa.

    Gracias.

  3. Comentario de perri el sucio (11/04/2007 17:08):

    “Nadie tiene demasiadas ganas de que le gobierne una persona así y, lo que es peor, que todo el mundo sabe que es así.”

    Oye, todos conocían a Angela Merkel en Alemania, y mira con qué alegría la votaron…

  4. Comentario de carles (11/04/2007 17:44):

    no será que nos gustan hijoputas; no será que los queremos hijoputas, que los tengan bien puestos? thatcher, berlusconi, reagan…recuerdo un artículo de Gregorio Morán en La Vanguardia al respecto hablando precisamente de Berlusconi…siento no poder dar la referencia exacta…
    Por otra parte, en política la lucha por el poder se libra bajo la luz pública, cosa que no se da en otros ámbitos, y según mi entender esto es una virtud.

  5. Comentario de Logsiano (11/04/2007 19:35):

    El problema que tiene Sarko es ver con quien pasa a la segunda vuelta. Si es con Le Pen tiene el eliseo asegurado, pero con Royal o Bayrou… Al fin al cabo es de suponer que los votantes de estos dos últimos se votarían mutuamente, los boves y troskistas varios votaran a cualquiera que no sea él (exceptuando a Le Pen claro) y, lo que es más importante, no sacará ni un voto de la bainleu.

    Yo creo que por ahí van los tiros, ahora intentara que los votantes de Le Pen no se queden en casa en la segunda vuelta y voten por su ministerio de ‘Identidad nacional’.

    Por lo demás me parece un cabrón oportunista, capaz de arrimarse a donde sea por el poder. Un digno sucesor de Chirac sin duda.

    Yo me quedo con Bayrou ya que los franceses me caen bastante bien pero desconfio si son de más al norte que Lyon.

  6. Comentario de Mar (11/04/2007 19:50):

    Ahora va a resultar que para que una cuestión sea más o menos política depende de que quien la plantee no esté o esté incluido en el colectivo afectado por la pregunta.

    La pregunta es posible que gane, como tú dices, legitimidad, pero nada más.
    Hay grandes cuestiones políticas y cuestiones políticas domésticas.
    En España, donde la política nos parece un primo lejano y donde los programas como éstos son extraños, ¿qué esperabas? ¿grandes debates ideológicos sobre derechos civiles, sobre prioridad en las políticas públicas…?
    Que en este caso el ejemplo francés con ciudadanos implicados y conocedores de lo que les rodea es deseable y un modelo para imitar, sí… pero eso se construye poco a poco y pienso que con tu esfuerzo hecho artículos, éstos y los de tu bloc personal, contribuyes a ello pero a veces me sorprende ver lo alejado que te muestras, en tus apreciaciones, de mí, de mi vecino, de mis amigos del barrio o de los compañeros de instituto
    ¿Eso lo da la Universidad? ¿Que no será el momento de defender una Universidad llena de asociados?
    Va, esto era para arrancarte una mueca de estupefacción.

    Para mí el problema no está en quién hace la pregunta, a pesar de que pueda ser tachado de interesado, sino del político, en nuestro caso Zapatero, que no es capaz de transformar el caso concreto en la explicación de la cuestión general, porque cada una de las preguntas se puede subsumir en una gran cuestión política, en un gran debate ideológico. Esto, además, permitiría hacernos conscientes de que esto de la política es un engranaje en el que hay que decidir sin que se pueda contentar a todos. Y no un “todos contentos”. Sí, todavía es necesario hacer esa labor de pedagogía política.

    Quizás a los franceses esas lecciones no les hagan falta y sin embargo el perfil pedagógico sigue triunfando. Eso es lo único que me ha gustado de todo lo que has dicho de Sarkozy, que lo debió de hacer muy bien para que a pesar de sus planteamientos retroconservadores en derechos civiles te convenza a ti que en esos temas eres inflexible; que además debía haber dejado su cargo en el Ministerio desde el momento de su proclamación como candidato o incluso antes. Esto no dice mucho de cómo interpreta él lo público ni, por otra parte, está muy alejado de cómo nuestros conciudadanos traslucieron lo que para ellos es la política ni de cómo la conciben muchos de nuestros políticos, pongamos por ejemplo a aquéllos del PP que han llenado las ciudades de las autonomías en las que controlan la Administración con carteles y anuncios que hacen gala de las mejoras conseguidas por su Administración, a dos meses de las elecciones y con dinero público.
    Aunque ahí la pregunta qué hay de lo mío se transforme en afirmación, esto que es público, es mío. Y no.

    Que en primera vuelta gane Royal, Sarkozy o Bayrou. No Le Pen. Y además, por números parece difícil. Aunque por edad es el único cuya imagen se aproxima a la de la figura del Presidente de la República francesa. ¿Por qué son tan jóvenes este año los candidatos? ¿Ese cargo no está revestido de autoridad moral? ¿Es posible que cualquiera de los tres primeros la tenga?
    Personalmente me hubiera gustado ver a Segolene antes de Jefa de Gobierno que de Presidenta de la República.

    Otra cosa, Andrés, ¿no pudo influir también en el tipo de preguntas que hicieron los ciudadanos franceses que el entrevistado era un posible Presidente de la República y no un Jefe de Gobierno, como sí lo es Zapatero?

    Podrías explicar en tu bloc algo acerca de lo retroconservador de las propuestas de Sarkozy en materia de derechos civiles. Gracias

  7. Comentario de Andrés Boix (11/04/2007 20:53):

    Amén.

    Me fustigo, además, por la parte que me toca. Penitenciate.

    Tienes razón en lo que dices sobre las preguntas. No es descalificable en sí misma porque se refiera a un problema propio. A pesar de eso puede ser política, incluso muy política. Aunque sí creo que es estéticamente feo y, sobre todo, un indicio de que la cosa puede tener muy poco contenido político.

    Tienes además toda la razón en que la forma de responder influye y mucho. Y no añadiré nada a cómo debieran de haber afrontado el trance Rodríguez Zapatero o Ségolène Royal porque lo has hecho tú magníficamente.

    Sarkozy lo hizo muy bien. Dijo que no estaba de acuerdo con lo que le planteaban algunos espectadores varias veces y argumentó los motivos. Incluso cuando se ponía a “repartir pasta” explicaba las razones y los costes. Por ejemplo, cuando hablaba de subir ciertas pensiones explicaba claramente que ello había de conllevar un elemento reequilibrador y que a su juicio era mejor que éste no fuera un incremento de cargas sino la bajada de otro tipo de pensiones. Daba razones para ello, las explicaba y argumentaba los motivos que le hacían pensar que eso era mejor y qué consecuencias sociales pretendían buscar tales medidas.

    Sarkozy explicó su decisión de mantenerse en el cargo. No comparto plenamente su valoración respecto al concreto momento en que su dimisión era inexcusable, pero argumentó de manera valiente en su favor. Recordó, por ejemplo, que nadie pidió a Jospin dimitir de primer ministro para presentarse a presidente. Que él, en cambio, si ha dimitido (por mucho que muy cerca de las elecciones). La mayor incompatibilidad que supone ser Ministro del Interior y candidato respecto a otros cargos públicos es cierto que altera, a lo mejor, el debate. Pero también lo es que no lo altera demasiado respecto de la comparación con un primer ministro. Tengo poco que reprocharle a Sarkozy a este respecto porque creo que tiene razón al invocar el ejemplo de Jospìn. Me convenció en eso.

    Me encantó también que, frente a una pregunta demagógica respecto del sueldo y privilegios de los políticos, respondió con franqueza y realismo, sin una nota de populismo, diciendo que él entendía que su trabajo debía estar bien pagado.

    Por último, en Francia la Presidencia de la República conlleva en el fondo, salvo épocas de cohabitación, también la jeefatura de gobierno (si bien mediante chaleco antibalas interpuesto de usar y tirar). Lo que se elige es más bien esto, con un plus monárquico. Los candidatos de estos momentos parecen jóvenes, sí, pero no lo son tantos. Hace más de diez años pasé un año de mi vida en París: los tres eran ya primeras figuras políticas y por eso, desde entonces, los conozco y sus peripecias me son cercanas.

    Recojo el guante para el bloc, pero hay almacenados ahí ya una buena decena de textos, así que a saber cuándo trato el tema.

    Muchas gracias por el mensaje. Y por el “tirón de orejas” respecto a la necesidad de que como universitario demuestre o muestre más empatía con el común de los mortales. Me pasa que me considero muy común de los mortales y a lo mejor me despisto cegado por esta asunción porque todos tenemos nuestras cosas. Pretender que las mías sean generalizables no es muy sensato.

  8. Comentario de El Hijo de Strepto (11/04/2007 22:43):

    Yo pienso que los problemas de la gente, del españolito de a pie son respetables, considerables y hasta urgentes. Lo que no termino de entender es cómo en España podemos llenarnos la bocota hablando de los avances “democráticos” nacidos de la transición cuando es público y notorio que nuestros ciudadanos al igual que los gabachos no saben lo que quieren ni a donde ir, pero si saben que esto no les calza completamente y, sin embargo, siguen tratando a la política con una superficialidad digna de un Barca vs. MEMYUC…

    Que la violencia en las calles, la inmigración ilegal, el Juani que no conforme con camellear hostiga a las buenas vecinas, etc. son problemas que palpa el común (al que pertenezco tanto por las buenas como por las malas), eso nadie lo duda. Que hay que “resolvellos” idem, pero la cosa va más allá y lo que queda es aquel viejo concepto que si mal no recuerdo se refería a la “capacidad de elegir” que presupone un igual grado de información y una capacidad de discernimiento que no se consigue en la Telebasura ni en los Telediarios, tampoco necesariamente en la Uni y a para muestra el botón de una vecina mía que a pesar de ser menos que un trasto y más que un homúnculo (talmente parece que la trataramos) se ha dedicado durante todos los años que tengo viviendo en un barrio barcelonés a discutir conmigo de todo lo humano y lo poco divino que hay en la ALTA (es un decir) política española..

    Pero sin disgresiones innecesarias y sin pasarle a nadie por las narices el Diploma de la Uni decir que me parece que lo más grave, lo que más afecta y lo que más debilita a la democracia española (que es preferible con todo su “seny” a lo otro) es esta ligereza nuestra para tratar los problemas generales que al mismo tiempo son particulares, vistas bien vistas las cosas, esa “no capacidad” de buena parte de una Ejpaña que voto por cojones…

    De ahí que felicite el surgimiento de un joputa como Sarcoma de Kapozy y descorche mi mejor botella, saber que en una sociedad alguien esta dispuesto a oir discernimientos (y a discernir en consencuencia el discurso del discernidor), desmontar la idea de un Estado que debe proteger y no castrar (aunque lo haya hecho timidamente), promover la realización personal mediante el trabajo, la actividad y el estudio exigente y de alto standard (al menos hasta la segunda venida de Marx) todo eso y aún más tratándose de Francia (con sus miterranadas preteritas) me parece sinceramente admirable…

    Que ZP en el encuentro con los “ciudadanos” pudo demostrar mayor valía transmutando las preguntas de comadre en disertaciones a lo Weber (o en todo caso a lo Bernstein)eso queda claro, que el político por político debe cuidarse más de papelones también, pero no se me quita de la cabeza que la cosa viene por la existencia de una cultura más o menos republicana en Francia (con poquito de trayectoria, concedo, sólo 200 y tantos años), cultura que no se ha infiltrado en esta pseudo república con Monarca que llamamos España…

    Y ni como, por que entonces no quedaría espacio para un PP que reclame el mantenimiento de la Sagrada Unidad de la “Patria que supo seguir sobre el azul del mar el caminar del sol”.

  9. Comentario de popota (12/04/2007 02:23):

    La idea que yo me hecho de las elecciones francesas es que:

    1) Sarko quiere ministerio de identidad nacional.
    2) Royal quiere una bandera en cada casa, y que la gente se aprenda el himno.
    3) LePen quiere la suma de los dos anteriores, estilo CIUtadans. Coincido además en que se ha trabajado mucho la apropiación del discurso republicano.
    4) De lo anterior se infiere decadencia.

    Firmado: Popota, a Proud friend of Bayrou

  10. Comentario de Mauricio (12/04/2007 19:29):

    Lo peor de Francia, del modelo francés, es que es al que aspira Zp, la progresia y lamentablemente parte de la derecha, es decir a ser el estado más intervencionista, zurdo, anquilosado y pagado de si mismo de Europa. Eso si, tendríamos unos debates de 1er nivel y no estos remedos “berlangarianos”

    Pero debido a la incapacidad intrínseca de la izquierda tarada de este país, (los progres deberán leer: a los continuos sabotajes de la derecha cavernaria que oso gobernar 8 años, de la Iglesia, la Falange y FJL), a lo único que nos conducen inevitablemente es a ser la versión mas pobre, cutre y desunida de Francia. Algo asi como Méjico o Argentina. Lo cual es causa de honda satisfacción para los francófilos de ambos lados de los pirineos.

    La diferencia no esta en los debates, es en los manifiestos y sus intelectuales, Max Gallo y la escritora de las Edades de Lulu por cada lado, uno pidiendo desde la izquierda el voto por Sarko, la otra escribiendo manifiestos contra…la oposición, en fin…

    Dicho lo cual, Sarko me la pone dura. El tio es brillante, junto a Tacher y Aznar lo mejor que ha habido en Europa. Gane quien gane, crucemos los dedos para que Zp no se congratule de la victoria/derrota del candidato equivocado, que Francia pasara de despreciarnos en privado a hacerlo en publico podría ser demasiado doloroso para algunos.

  11. Comentario de Caesitar (12/04/2007 23:21):

    Coincido con mar.

    Es muy distinto un debate televisivo donde un Presidente electo es preguntado por su gestión que otro donde hay varios candidatos que son preguntados por su programa político. Es previsible que el segundo tenga preguntas de más nivel, porque se trata de propuestas supuestamente originales; en el primero, la gente tendrá una mayor tendencia a que el Presidente explique su política y de justificaciones por sus fallos.

    Tampoco creo que España sea tan distinta de Francia como afirmas; simplemente ha habido un endiosamiento de la política, a partir de la Revolución francesa( como si no hubiesen ocurrido anteriormente la americana o la británica), que combinado con su habitual chauvinismo,ha producido ese interés desbordado.

    Creo, además, que estais teniendo poco en cuenta lo que significan estas elecciones para la Unión Europea. Para todos los que deseamos una Unión Europea fuerte, con una constitución, un ministerio de exteriores y cooperación militar etc es deseable que Sarckozy no venza, ya que él ha afirmado repetidamente que es más atlantista que europeista y que la France no va a sacrificar nada por obtener esa Europa.

    Vamos a tener que echar al Reino Unido de la UE en algún momento,bajo un eufemismo tipo “velocidades distintas” o algo así, pero echar a Francia también se me antoja imposible.

  12. Comentario de Caesitar (12/04/2007 23:27):

    También me gustaría saber porque Andres considera tan compleja la política francesa cuando durante muchos años se ha reducido a si eras Gaullista o no, eso es, una política personalista y basada en la figura carismática y populista.

  13. Comentario de Poema (13/04/2007 15:29):

    A Sarkozy no le hace falta guiñol:
    ¿Tiene en Francia?, ¿alguien lo sigue?. Debe de ser muy difícil de superar…

    En cuanto a las invectivas en torno a su origen inmigrante, Sarkozy ironizó ayer en un mitin en Toulouse sobre la “apertura de espíritu” de Le Pen: “Después de haberme aconsejado presentarme en Hungría; después de haberme considerado un francés insuficiente, ahora va y dice que puede hablar conmigo. A esto le llamo yo apertura de espíritu, aceptar hablar con un inmigrante como yo. El señor Le Pen, progresa”.

    http://www.elpais.com/articulo/internacional/Le/Pen/utiliza/origen/inmigrante/Sarkozy/atacarle/elpepuint/20070413elpepiint_11/Tes

  14. Comentario de Logsiano (16/04/2007 13:26):

    Echar un vistazo a esto (en Français, bien sur). ¿Sería algo así posible en españa?:

    http://votezplus.canalplus.fr/

  15. Comentario de Caesitar (16/04/2007 15:51):

    No lo veo tan extraordinario. Unas cuantas preguntas y te dicen tu candidato ideal. Tecnológicamente impresiona, está muy bien hecho, pero por lo demás no lo veo como algo extraño.

    Sois todos bastante francófilos por lo que veo.

  16. Comentario de angelito negro (16/04/2007 17:37):

    “El tio es brillante, junto a Tacher y Aznar lo mejor que ha habido en Europa”… joer, esto tiene que ser de coña. Aznar brillante… aún me estoy partiendo la caja!!

  17. Comentario de Mi Otro Yo (16/04/2007 21:14):

    “Lo peor de Francia, del modelo francés, es que es al que aspira Zp, la progresia y lamentablemente parte de la derecha, es decir a ser el estado más intervencionista, zurdo, anquilosado y pagado de si mismo de Europa.”

    Paso de todo lo demás, pero al loro: “…el estado más…zurdo,” ¡tócate el pie! (derecho por supuesto)¡Chirac y Sarckozy de izquierdas! Y yo con estos pelos.

    “Dicho lo cual, Sarko me la pone dura. El tio es brillante, junto a Tacher y Aznar lo mejor que ha habido en Europa”

    Intuyo que también se la pone enhiesta la Tacher y para colmo de perversión: ¡el mismísimo guerrero de las Azores el brillantísimo (el algodón no engaña) Aznar!

  18. Comentario de Mar (16/04/2007 22:46):

    Engancho unos artículos sobre Francia que están muy bien:

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/Presidencialismo/quebrado/elpporopi/20070415elpepiopi_12/Tes

    http://www.elpais.com/articulo/internacional/Royal/crea/comite/reformar/Constitucion/promover/VI/Republica/elpepuint/20070322elpepiint_5/Tes

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/revolucion/suave/VI/Republica/elpepiopi/20070415elpepiopi_13/Tes

  19. Comentario de Mauricio (19/04/2007 19:54):

    Francia es el país más intervenido de Europa, mas estatalizado, y donde la progresia copa la educación, la cultura oficial, los medios, etc. muchos dirigentes de derechas, especialmente Chirac están encantados con ello, porque eso representa la excepcionalidad cultural, por mantener la grandeur, etc, Chirac es un Miterrand de derechas o al revés.

    En España también hay una derecha estatalista, la más conservadora, que entiende el Estado de la misma forma que el socialismo y sus ramas; comunismo, fascismo, nazismo, nacionalsindicalismo, etc. y que en Francia convergen en algo que se podría llamar republicanismo, bonapartismo, gaullismo, ya sean de derechas o de izquierdas tienen un mismo sentido de estado y de lo que debe ser Francia y eso lamentablemente es envidiado aquí, principalmente por las izquierdas pero también por la derecha mas cazurra.

    También hay un francés medio que correspondería con ese español de izquierda/derecha, que te suelta pero “los americanos eso si, que respeto tienen por la bandera, son unos patriotas”, pues eso pero en versión francesa, en su momento votaron por Miterrand, luego por Chirac y ahora Sarko y la Royal les han roto los esquemas.

    Una Europa con Tacher, Sarko, Merkel y Aznar seria respetada, mucho mas que una con Chirac, Schoroeder, Zp, etc…eso si estos últimos serian la leche de europeos harían un millón de declaraciones solemnes, proclamas, duras advertencias etc, que es al fin y al cabo lo que le gusta a esa progresia de manifiestos y “buenas”, cualesquiera que sean, intenciones.

    Iran secuestra a 15 ciudadanos europeos y que hace la UE, protestar enérgicamente lo mas bajito posible, ¿Qué hizo de verdad Europa? ¿y España? ¿Dónde están los contactos de Felipe? ¿los resultados de la alianza de civilizaciones? ¿ZP?, eso si a la que hay que echar de Europa es a Uk y a cualquiera que diga que el Rey va desnudo.

    La progresia cada vez se parece mas al bunker de Hitler en Hundimiento, sean listos, hagan como el articulista, que ya ha detectado las grietas y empieza a desmarcarse, si hay párrafos en que parece un liberal…

  20. Comentario de Marta Signes (19/04/2007 19:54):

    ¡Y esta noche Rajoy!

    Por favor, currad un poco y comentadlo cuanto antes.

  21. Comentario de Qarlos (25/04/2007 09:57):

    Mauricio tiene razón, los europeos en general y los españoles en particular nos mostramos débiles: EEUU asesina a un periodista español, secuestra a una madre española, ¿y qué hacemos? Nada. ¡Invadamos América!, o si nuestros medios militares no nos lo permiten, al menos estrellemos unos cuantos aviones contra algunos de sus rascacielos…

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