Eleccions Catalunya 2006

Un nuevo Estatuto, un nuevo mismo comienzo en el Oasis

SITUACIÓN PREVIA

Cataluña, decíamos, no es sino un elemento más del tablero electoral español. En clave española se leerán y en clave española aparecerán los vencedores y vencidos. Pero el Oasis, no se vayan a pensar, tiene sus particularidades. Porque han logrado catalizar hasta sublimar las esencias de la política española. De forma que, incluso casi con más precisión de lo que pueda ocurrir en una generales, las autonómicas catalanas informan mejor que nadie del clima moral de la nación: estas elecciones, así, serán las del éxito o el éxito de ZP y las del fracaso o el fracaso del PP.

Así están las cosas. Como si gana Montilla, gana el PSC ergo Zapatero; si gana Mas, gana el PSOE ergo Zapatero y si gana algún otro es que nos hemos tomado la pastilla psicotrópica, uno ya no sabe ni para qué votar. Como el PP aspira como máximo objetivo a superar el 10% de los votos y no convertirse en quinta fuerza política, uno no sabe ni para qué se presentan, los muy anticatalanes. Y es que, queridos amiguitos, bienvenidos al Oasis. Donde en la práctica no es ya que no tenga mucho sentido ni que el PP se presente, así de bien funcionan las cosas, es que no haría falta, en puridad, ni siquiera pasar por el enojoso trámite de convocar a los electores a las urnas.

El Oasis ha logrado lo más de lo más: que dé exactamente igual que los ciudadanos voten o qué voten. Con independencia de ello, matiz legitimatorio arriba o abajo, las cosas están claras de antemano. Las elecciones son un pequeño circo previo a que se revele la gran incógnita: ¿es verdad que en esta madura e idílica democracia catalana el PSOE rindió a CiU el mando a cambio de tranquilidad en España? O planteado en otros términos, que son quizás más reveladores: ¿renunciará el PSC a encabezar el Gobierno, más allá de lo que digan las urnas, que da igual, porque se supedita a lo que le viene bien a Zapatero?

CiU y el PSC pueden pactar si ambos quieren. Pase lo que pase en las elecciones. Que CiU querrá, no lo duden, aunque, eso sí, siempre y cuando presidan ellos.

PSC, ERC e IC pueden pactar si lo desean. IC no es que quiera, es que muere por pactar. ERC no es que quiera, es que no tiene otra alternativa (ni numérica porque no llega con CiU, ni política porque a nadie le gusta, si tiene alternativa, dirigirse plácidamente al matadero). El PSC no sabe qué hacer, todavía, porque en sus integrantes cunde a día de hoy la duda de si fueron vendidos por un plato de lentejas de obediencia españolaza.

Así pues, las claves estrictamente electorales de las elecciones, si así pueden llamarse, son cuestiones menores, tales como si PSC llegará primero a la meta o lo hará CiU. O la chorradilla de si ERC parará suficientemente la sangría como para poder sumar con CiU una mayoría alternativa. Lo que les permitiría marear un poquillo la perdiz tanto a ellos como a CiU. Pero tampoco hemos de tomárnoslo demasiado en serio. Porque además es improbable que algo así pase. Y eso por no hablar de las probabilidades de que el PP pueda sumar con CiU la ansiada mayoría, absolutamente inexistentes como demuestra el valiente gesto de Artur Mas de prometer ante notario que nunca pactará con la peligrosa derecha española que garantizó los ocho años finales de pujolismo.

Así que o sociovergencia o más tripartit. Pero la solución final no dependerá de las urnas ni de los ciudadanos. Eso pasaba antes, en elecciones propias de democracias poco evolucionadas. Pero ahora ya no. Así de avanzado está el Oasis catalán. Ese lugar en el que a nadie se le ha ocurrido plantear como una exigencia, dado cómo está el panorama, algo tan tonto como que los diferentes partidos aclaren ex ante sus respectivas políticas de alianzas.

En ausencia de más datos, no nos atrevemos a decir qué pasará con total seguridad, pero si podemos afirmar que depende de la real voluntad de Zapatero, según opte por autorizar un tripartit o no.

ELEMENTOS POLÍTICOS INTERNOS: UNA REALIDAD NACIONAL EN EL DIVÁN

Sin embargo, en plan contemporizador, y con la declarada intención de que el CAC no nos cierre la página, vamos a hacer algo de paripé y analizar algún elemento de política interna catalana, haciendo creer que nos tragamos, sí, que tienen algo de importancia. Lo que ocurre es que es muy complicado. Ya lo verán, pero les adelanto: tómense una aspirina.
Tengan en cuenta que en el fondo a los españolistas de CiU les interesa aparentemente pactar con el PSOE y tener ministros en Madrid, porque lo mejor para Cataluña (desprendidos como son, esto es lo que les preocupa) es que estén en posición de sacar réditos en Madrid a su apoyo, de esa manera tan española que quienes acaban en la oposición llaman chantaje, pero en el fondo sueñan con un PP mandando en España y fuerte en Cataluña para apoyarse mutuamente mientras Españaza se compromete a desarrollar el nuevo Estatut, a tragarse los recursos planteados ante el Constitucional y, en plan penitencia, a vetar que la Comunidad de Madrid tenga nunca ese mismo régimen de financiación.

Si la esquizofrenia de CiU es divertida, PSOE y PP aspiran directamente a entrar en el frenopático. No ya porque el PP se haya pasado la campaña haciendo la rosca de forma constante a CiU y a sus aspiraciones de regir la nació catalana con el nuevo Estatut que tanto criticó el postaznarismo, sino porque el PP directamente sueña con la reedición del tripartito. Es, obviamente, lo que mejor le vendría donde importa: en España (en el resto, queremos decir). Y del PSOE mejor no hablar, con sus dos almas que no se dirigen la palabra y afirmando su obediencia española a regañadientes, sí, pero en todo momento. Pero, después de haber renunciado directamente a arrasar en las elecciones gestionando durante unos meses el Estatut, presentando a Maragall y haciendo coincidir las elecciones con las generales a poco que hubieran querido en Madrid, ¿acaso puede llamar la atención que no sepan muy bien si quieren ganar o que lo haga CiU? El mero hecho de que no aspiren a quemarse a lo bonzo en medio de cada mitin es ya un avance que el equipo psiquiátrico habitual valora positivamente.

Por su parte, ERC, tras contribuir enormemente a hacer inviable el tripartit, anda mendigando una posibilidad de reedición del mismo. Pero parece que ZP ya no les quiere y no lo llevan bien. Como, aparentemente, su mejor opción pasa no tanto por su resultado como porque Montilla supere a Mas, a ver si así se le convence de rebelarse contra Madrid, la esquizofrenia está también servida en casa de esta buena gente.

Iniciativa per Catalunya, como demostrando que es una Izquierda Unida pero en cool, se aprovecha del desastre de los otros partidos de izquierda, pero paradójicamente, si le arranca muchos votos al PSC y con ello el clamor sociovergente se hace imposible de contrarrestar estará cavando su propia fosa.

Las claves políticas estrictamente catalanas son, en consecuencia, alucinógenas. Es lo que pasa cuando uno pretende tener vida nacional propia pero las corrientes de fondo remiten a la grandeza de esa España libre, grande y Una.

LOS CHAVALES

José Montilla. Tras su exitosa maniobra para acuchillar a Maragall y sucederle, Montilla anda muy dolido con el todavía President porque, por lo visto, no le hace campaña ni nada. Su próximo paso será pedirle a Maragall alguna hija o nieta para amenizarle las esperas en el camerino y a lo mejor el cabrón de nacionalista catalán camuflado que es el actual President incluso osa poner mala cara. Con esta gente que habla raro nunca se sabe.

Montilla ha revolucionado la política, renunciando a lo que en un país como la catalanísima España es un seguro de vida electoral: tener el poder. Por si aun así esto ponía las cosas demasiado difíciles a Mas para ganar las elecciones, el PSOE obligó al PSC a liquidar el tripartito y a presentarse como si la cosa que está en el Palau de la Generalitat no fuera con ellos. Pero no era, al parecer, suficiente para el feroz Zapatero.

No contento con eso, inundado el PSOE con dudas sobre si las ayudas a Mas eran suficientes, ZP entendió que era preciso elegir un candidato de garantías. La gestión hábil de Montillla en el Ministerio de Industria le convertía en una elección obvia. Porque, además, espolearía el racismo inherente a todo catalán de bien, a quien se le revuelven las tripas sólo con pensar en un xarnego en la plaza de Sant Jordi. No por su origen, les aclararán. Por supuesto que no. Eso no es concebible en el Oasis. Sino por su falta de cultura, de estudios, de conocimientos de la realidad catalana, de altura política. Es decir, más o menos todo lo que en ningún caso impediría a alguien como Artur Mas ser President de la Generalitat.

Arturu Mas. No creemos, sin embargo, que el PSOE tenga tan fácil colocar a su candidato, presentado bajo las siglas de CiU, en el Palau. No por nada, sino porque la competencia para espantar al votante es más dura de lo que parece. Mas, al margen de meritorio de Pujol, sólo ha demostrado cierta gracia negando varias veces al PP, con el efecto de recordar a todos los catalanes que él fue conseller en cap con el apoyo de la bisha. Y por mucha confianza que tengan sus demóscopos en el racismo inherente a los catalanes, las gentes del PSOE y de CiU harían bien en recordar que nada hay peor en el Oasis que estar asociado al PP. La escasa gracia del candidato Mas añade emoción al asunto. Pero a fin de cuentas él sabe más que nadie que ser President está en su mano: basta con prometer en Madrid lo suficiente para que Rodríguez Zapatero ordene a su sucursal de la periferia la entronización del chaval. Si la candidatura de Montilla es la prueba del algodón del racismo catalán, la de Mas viene a ser la del nueve de la dependencia nacional (española) del PSC.

Josep Lluís Carod-Rovira. Triste figura la de un Carod que podría protagonizar el famoso anuncio del Golf. Es el hombre que todo lo ha perdido: el protagonismo en el gobierno de su aldea, la importancia de estadista como muñidor de treguas, la doble llave del poder en cataluña e incluso, oh desgracia, a José María Aznar. Los buenos tiempos han pasado para ERC y sólo la sociovergencia podría ayudarle a reverdecer algunos laureles o a parar la decandencia, como toda gran coalición logra con los extremos del espectro político. Pero eso no lo disfrutará Carod, sino quien le suceda tras el descalabro. La cosa vendrá bien a la derecha mediática española, ya que renovarán el reparto de una comedia de éxito pero ya algo envejecida en sus principales papeles: la de los catalanistas locos que viven sólo para joder a España y a Madrid.

Josep Piqué. La función de Piqué en las elecciones consiste en ir evitando las lesiones que pueden provocarle huevos, piedras y espectáculos de rancio regionalismo amenizados con sardanas y castellers organizados por su equipo para demostrar que también son catalanes (sí, repetimos, así es el Oasis) y no cabrear demasiado a CiU. Por lo que pueda pasar en el futuro. Como epítome de España que es Cataluña, el PP no pinta nada en estas elecciones. Así son las cosas en el… (sí, lo sabemos, nos repetimos). Para ayudar a afianzar la irrelevancia del PP, la derecha ha jaleado el lanzamiento de una marca blanca destinada a robar votos a los socialistas (Ciudadanos de Cataluña o algo así) que puede lograr convertir a Piqué en 5ª fuerza política. Todo un logro que no irá a más porque lo que anda buscando el PP en Cataluña no es un “suelo sólido” sino el núcelo incandescente del planeta.

Joan Saura. Aspira a ser cuarta fuerza, título honorífico que sirve sobre todo para humillar un poquito más al PP (sí, así son las cosas en…). Más allá de eso, diputado arriba o abajo, su futuro está más en manos de Rodríguez Zapatero y de que éste tenga a bien autorizar un nuevo Tripartito que en las suyas propias. O que en la de los votantes.

PROGNOSIS LPD

La madurez del sistema político catalán es tal que no obliga a LPD a especular con lo que harán y decidirán 6 millones de catalanes sino con lo que hará una sola persona: nuestro amado líder y querido Presidente del Gobierno español. Así que esta charlotada electoral es un mero paripé previo a que Bambi dictamine, como siempre, asomando con gracia el colmillo y clavándoselo en la yugular al PP mientras los cuadros dirigentes de este partido le presentan en ofrenda el cuello y le ponen la servilleta a Bambi para que pueda disfrutar del festín. Un bello espectáculo que, nos tememos, porque así son las cosas en el bello Oasis de españolidad que es Cataluña, terminará con una sociovergencia de lo más bonita.best suburbs of nycванны дизайн фото


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