Recuento (y otras historias para no dormir)
Búsqueda de un ganador, como sea, durante días…
27/11/2000: ¿Fumata blanca?
Acabado el capitidisminuido recuento manual en dos condados de Florida el vencedor es George W. Bush. Firamente opuesto a que se cuenten las papeletas con las suficientes garantías para que su ventaja se vea recortada, y con el apoyo del Ejecutivo del Estado de Florida, gobernado por su hermano, su posición no es, sin embargo, envidiable. Mientras un más que exagerado tufillo a tongo y la impresión de que quizá sería juicioso contar con garantías los votos en todo el Estado se extienden cada vez más, la cosa sigue, como desde hace semanas, en el limbo.
Este viernes intervendrá por primera y suponemos que no última vez el Tribunal Supremo Federal, y Al Gore no se da por vencido, de manera que todavía nos debemos conformar con el humo de la paja humedecida.
16/11/2000: Contar o no contar, he ahí el dilema
Y, aparentemente, el sistema. Porque si se vota pero luego se opta por no contar los votos estamos, salvo que un servidor ande algo despistado, en otro sistema político. Y por lo visto Bush, su hermano el Gobernador de Florida y la Secretaria de Estado de éste y coordinadora de campaña en Florida de aquél, consideran bastante inapropiado realizar un recuento. Incluso se oponen a la solución dada por Gore: que se recuenten a mano los votos en todo el Estado. Por lo visto, y por principios, esta gente está obsesionada con impedir recuentos, de una parte, y con arruinar su imagen pública, de otra. Ya es ineludible por ello profundizar en el perfil de la Señora Harris, la famosa Secretaria de Estado de Florida. ¿Se trata de una fobia infantil a las urnas lo que le aqueja? No lo sabemos muy bien, pero lo que está claro es que estamos ante una de esas carreras políticas en ciernes que darán mucho que hablar. Esta chica, al igual que George W. Bush, proviene de una familia acomodada (cuando la prensa estadounidense o cualquier medio conservador califican a alguien de “acomodado” debe entenderse multimillonario). Y, tal y como hizo su líder, probó a manejarse en el mundo de la esfera privada con sonoros fracasos. Se trata por ello de uno de esos personajes que, para su desgracia, han rodeado siempre a alguien como George Bush padre, persona seria que hasta dirigió en sus tiempos la CIA (¿se puede pedir algo más?) y que se ha visto, desafortunadamente para él, rodeado de patanes de buena familia a los que había que colocar como fuera (caso de Dan Quayle). El hombre, harto de cargar con muertos ajenos, debió pensar que había llegado la hora de enviar a su hijo a un puesto de trabajo donde fuera menos dañino para la empresa familiar que al frente de las explotaciones petrolíferas. Y, en consecuencia, lo largó al mundo de la gestión pública.
Quiso la fortuna que su destino se cruzara con el de un clon como la Señora Harris, que responde perfectamente a ese arquetipo de servidor público de los Estados unidos que ya dibujara a principios del siglo XIX Alexis de Tocqueville: alguien que, demostrada su incapacidad para sacarse por sí mismo las castañas del fuego sólo puede encontrar ocupación rigiendo los destinos de los demás. Los últimos acontecimientos han permitido ver cómo el asunto del recuento de Florida se enreda todavía más. Si el Tribunal Supremo de ese Estado daba ayer por la noche vía libre a los recuentos apenas 3 horas después la Señora Harris comunicaba oficialmente que a ella lo que digan cuatro leguleyos sospechosos de alentar los más bajos instintos liberales de la sociedad de la Florida no le importa lo más mínimo y que no piensa atender a ningún recuento. Así de embrollado anda hoy el asunto, a la espera de algún golpe de efecto más. En cuanto a desplantes chulescos, eso sí, Bush adquiere cada vez una más nítida ventaja.
15/11/2000: Ya ha pasado una semana
Tenemos la Florida en el aire desde hace una semana. Aunque pueda parecer increíble seguimos sin saber, exactamente, cuántos votos han obtenido Bush y Gore en ese estado, a la espera de que termine el plazo para que llegue el famoso voto por correo. En estos momentos el “recuento” está como sigue:
– Recuento oficial, a falta del voto por correo “cerrado oficialmente”. Así lo ha decidido la Secretaria de Estado de Florida, mano derecha de Jeb Bush hermano y organizadora de la campaña del Gobernador de Texas en Florida (ninguno de estos motivos le ha parecido suficiente, por lo visto, para abstenerse). En este recuento, la diferencia final es de 300 votos a favor de Bush Junior.
– Sin embargo, y según ha declarado el juez que entendió del caso, la Secretaria de Estado está obligada a incorporar nuevos datos, si ello está justificado. Por supuesto parece que el mero hecho de que los votos estén mal contados justifica la inclusión del nuevo y en principio más fidedigno recuento. De manera que los recuentos manuales están todavía por hacer y deberán ser admitidos, pues en caso contrario la escandalera sería mayúscula.
– Ya podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que los recuentos de votos en los Estados unidos son cuando menos exóticos. Cada vez que se recuenta sale una cosa. Que se cuente “voto a voto” (algo que tendría que ser evidentemente la única solución normal) es algo excepcional y se recurre a unas máquinas que tienen un margen de error del 5% como la cosa más normal del mundo. Este exotismo debe estar en el código genético de los estadounidenses, pues un programa de TV alemán hizo un malintencionado experimento: puso a 3 estudiantes de matemáticas de ese país a contar las sillas de un cine durante una hora y obtuvo ….. 3 resultados distintos, con diferencias de un 10%. Arzallus disfrutaría si los vascos tuvieran rasgos diferenciales tan marcados.
– Todavía más alucinante que el caos en el recuento es la cantidad de voces entre gente seria y responsable de todo el país que piden, “por el bien de la democracia”, que los candidatos lleguen a un pacto y uno de ellos se retire para que “esto acabe cuanto antes”. Ingenuamente alguien pudiera pensar que el mejor bien para la democracia es que se sepa exactamente cuánta gente a votado a Bush y cuántas personas han hecho lo propio con Gore. Craso error, por lo visto la democracia es otra cosa
. – Para rematar la cosa nos preguntamos, sinceramente, cómo es posible que todos los responsables supieran que se contaban mal los votos y no pasara nada. Porque si algo han demostrado los recuentos es que tanto a Gore como a Bush los nuevos cómputos les otorgan más votos. Dado que lo que sí se controla en todo caso es cuánta gente ha votado (entre otras cosas para controlar que no vuelvan a hacerlo), ¿alguien entiendo por qué si, sabiendo el número de votantes totales, faltaban algunos miles de votos que no se asignaban a ningún candidato, nadie alertó sobre el particular?
10/11/2000: La Actualidad del Recuento
A lo largo del día iremos explicando como está evolucionando todo el show. Como ya decíamos, esto parece directamente ideado por un perverso guionista. Sorprendentemente, todo lo que podía ir mal ha ido peor. Gore quiere que se vuelva a votar en los condados con problemas o que, al menos, se le cuenten los votos anulados. Mientras tanto Bush mantiene que “aquí no ha pasado nada”. El marrón que les ha caído a los simpáticos americanos es de impresión. No sólo su sistema electoral basado en la representación indirecta está puesto en cuestión, sino que incluso la mera cuestión de contar papeletas que se hayan emitido en libertad les está dejando al nivel de una república bananera.
– De momento sigue el re-cuento. Y sigue con la evolución comentada, a medida que avanza el recuento la ventaja a favor de Bush se acorta proporcionalmente al número de votos que se escrutan. De 1800 votos se ha pasado a 200. Es decir, que el recuento ya está claro que se hizo mal. Claro que, ¿quién asegura que ahora se está haciendo bien? ¿Por qué sólo favorecen a Bush los errores? En cualquier caso en ciertos condados ya se ha puesto en marcha un “tri-cuento” manual. Probablemente descubriremos que las máquinas cometen sorprendentes errores cuando se dedican a estas tareas (algo que no debiera sorprender a nadie que use un ordenador). Pero lo más raro es que estas maquinillas se equivoquen siempre a favor de Bush. Será cierto que las máquinas pueden llegar a pensar. ¿Tienen manía al inventor de Internet dado que sus hermanas más avanzadas cibernéticas les pueden dejar sin trabajo?
– Irregularidades a go-go en Florida. El propio Buchanan reconoce que 3.000 votos suyos son de Gore. Y además otros 19.000 votos previsiblemente de Gore fueron anulados. Por otra parte a varios negros y judíos no les dejaron votar por falta de papeletas. Lo que provoca que sea cada vez más inminente la aparición de lo que, definitivamente, se acabará de cargar estas elecciones: la irrupción de jueces y abogados. Pero tampoco creemos que sea tan raro que Buchanan, un tipo simpático y que considera a Hitler un gobernante serio y eficiente, obtenga su mejor resultado de largo en todo el país entre los jubilados judíos de Florida. Como muy bien ha explicado el portavoz republicano, James Baker, eso se debe a la “excelente campaña realizada por Buchanan en ese condado de Florida”. Lamentablemente no podemos informarles de en qué consistió esa campaña ni de los oscuros motivos que hicieron a Buchanan no emplearla en el resto del Estado o del país. Sólo podemos aventurar que todos los no judíos del barrio le votaran masivamente para tener garantías de que iban a librarse de esos molestos vecinos por medio de un sistema realmente eficaz.
– Y para colmar el vaso, los republicanos se apuntan a la idea apuntada por La Página Definitiva para incrementar el follón, y ya están empezando a proponer recuentos en otros Estados (Wisconsin, Iowa y Oregón si finalmente allí ganara Gore). A este paso, si empiezan a aparecer irregularidades también por ahí, podemos asistir a un espectáculo todavía más impresionante. Ya no nos sorprenderíamos de nada (y recordamos que la otra propuesta que hemos hecho para incordiar es que se lo jueguen con un partidillo de baloncesto, lo que es una barbaridad, pero ya no podemos excluir nada). De momento la crisis de legitimidad de “La mayor democracia del Mundo” es espectacular. Pero puede ir a más.
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