El liberalismo de verdad como imagen de marca
Si no les hacemos caso nosotros, ¿quién lo hará?
Absolutamente indignante ha sido el tratamiento que se ha dado a nuestros dos líderes más queridos en estas elecciones. Ni un mísero minuto en los medios de comunicación de masas para que pudieran transmitir su mensaje, a pesar de lo cual el GIL se convierte en la cuarta fuerza política en la Comunidad de Madrid y no ha sacado escaño por unos miserables 20.000 votos.
Desde “La Página Definitiva” entonamos un sentido mea culpa pues hemos contribuido a dañar la imagen de ambos candidatos con las líneas que escribimos antes de las elecciones, pues sabemos de buena tinta que algún lector, despistado ante la imposibilidad que han tenido de hacer llegar su mensaje, creyó a pies juntillas los programas que expusimos para ambos candidatos. Lo más sorprendente es que, encima, no les gustó. En cualquier caso, con esta advertencia previ, allá van lo que eran nuestros comentarios en torno a las líneas programáticas que intuíamos en estas buenas gentes:
Frente a canallescas conspiraciones de todo tipo se alzan imponentes en estas elecciones sendas figuras de las letras y la economía españolas: Mario Conde y Jesús Gil. Desgraciadamente las huestes mediáticas les están ninguneando en este inicio de campaña electoral. No teman. Aquí, puntualmente, daremos cuenta de todo aquello con que nos regalen. Porque un regalo y no otra cosa es que sendos hombres hechos a sí mismos, que han superado notables dificultades, la inquina y la envidia de tantos mediocres que no aspirarán en esta vida a otra cosa que no sea tratar de torpedear sus valientes iniciativas, se presten, en un ejercicio cívico que les honra, a sacrificar parte de su tiempo y capacidad en tareas de servicio a los ciudadanos.
Si algo une a estos dos luchadores (al margen de sus estancias en chirona y puede que precisamente por ello) es su desmedido amor a la libertad. Es por este motivo que no sabemos muy bien con cuál de los dos nos quedamos. Porque aunque ciertas cosas les separan (Deusto, por ejemplo) ciertas otras, más importantes, maridan ambas trayectorias. Nos encontramos con dos líderes carismáticos, enfrentados al stablishment, que opinan que no hay nada mejor que eliminar ciertas trabas, ese exceso de regulación, que impide que España sea un país que de verdad merezca la pena. Más allá de las ideas de quienes apoyan al Grupo Independiente Liberal y a Unión Centrista-Centro Democrático y Social o de los programas de ambos partidos (que hasta ahora no han aparecido por ningún lado), son las actitudes personales de ambos líderes las que nos dan una idea de cómo pretenden librar a España de esas minucias que se llaman leyes y de ese incordio que es un ordenamiento jurídico. De modo que, en exclusiva primicia, iremos ofreciéndoles las propuestas de ambos prohombres, a lo largo de este proceloso trámite electoral:
PROPUESTAS DEL GIL:
No a la imposición de standards mínimos de calidad en la construcción. Esta inaceptable medida de corte colectivista acaba encareciendo notablemente el precio de construir una vivienda, con los trágicos efectos que ello supone (el consumidor debe pagar algo más por el bien pero, sobre todo, el promotor pierde parte de su margen).
Inmigración controlada. No queremos más subsaharianos en España (excepto aquellos que fichen por el Atlético de Madrid, que serán tasados en miles de millones de pesetas, que para algo es una mercancía escasa).
PROPUESTAS DE MC:
Elección del domicilio fiscal libre. Cada contribuyente podrá elegir entre las Islas Caimán y España.
Homologación del trato fiscal de stock options y pagos realizados a Argentia Trust.
Incorporación de miembros de la sociedad civil al Consejo Editorial de los medios de prensa escrita de mayor difusión. Se descarta, por el momento, la obligatoriedad del yugo y las flechas en la mancheta.
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