El ‘presuntismo’ en los medios de comunicación
La importancia de la reinserción temprana
(Lecciones de Periodismo Independiente XII)
No se precipite al juzgar a ese tipo tan pesado que tras colarse en su casa por la ventana y seccionarle la vena femoral con una navaja de recoger champiñones, insiste en insiste en clavarle la aguja de un compás en el oído interno. Quizá se esté apresurando y se sorprenda al percatarse de que tiene demasiados prejuicios. Lo mismo sucede con el caballero que le hizo un tratamiento dental con un puño americano, sin cubrirse, a plena luz del día y con testigos, tan sólo con el objeto de darse una vueltecita con su coche tras liberarlo del peso de usted en el asiento del conductor y sustituirlo por el suyo para compensar. Curiosamente, tarda en devolver el vehículo. Pero ahorre calificativos. Haya calma. Ambos son presuntos. No se altere. ¡¡Le digo que no se altere!!
Los trabajos voluntarios, las obras de caridad, el buen comportamiento, los nuevos usos penitenciarios o la reforma de las cárceles han supuesto la base para fomentar la reinserción de los presos durante las últimas décadas. Pero nada ha hecho tanto por devolverlos a la sociedad como el periodismo español. Con una medida, además, innovadora. La misma reinserción empieza mucho antes de que los inserten en una celda de 3 X 2, si llega el caso. La llamada socialización comienza justo después de que el sujeto termine su jornada laboral, bien se dedique al uxoricidio con ácido y hacha, al empalamiento de transeúntes o a la amistad por lo ajeno y a ser posible por lo ajeno almacenado en bancos.
Hace años, la utilización del ‘presunto’ se ceñía a las noticias de tribunales. De esta manera, a la hora de informar sobre un juicio, el periodista salvaguardaba la presunción de inocencia del acusado, identificado tradicionalmente en la prensa por las iniciales de su nombre y apellidos, aunque otros medios como la radio y televisión empezaron a ofrecer su identidad lo antes posible. En las noticias de sucesos también se utilizaba ‘presunto’ en ocasiones, dirigido siempre a los sospechosos, es decir, que alguien pillado in fraganti en plena calle tratando de graparle los párpados a su jefe no era ‘presunto’, término que iba siempre ligado a la duda, a las suposiciones sobre la autoría de un delito. Eran tiempos jurásicos donde todavía sobrevivían los sinónimos, antes de la caída del meteorito del simplismo. Presunto se combinaba con ‘sospechoso’, ‘supuesto’, ‘posible’, ‘al parecer’, etc.
Pero con la multiplicación de “reality shows” y programas de sucesos en televisión durante la década de 1990, una epidemia de “presuntismo” se extendió desde la pequeña pantalla hasta contagiar a todos los medios de comunicación. Esta plaga acabó primero con los sinónimos, convirtiéndose en la especie dominante. Después alcanzó a todo aquel que estuviese implicado en un delito. De esa manera, el sospechoso seguía siéndolo, pero también pasó a ser ‘presunto’ aquel a quien pillaban in fraganti o al confeso, cuando no cabía duda. Y así al que mata a su esposa en el bar y al lado de los parroquianos se le coloca ahora la etiqueta de presunto asesino, por ejemplo (ha de limitarse a la información sobre su juicio, que en España, y dada la velocidad de la justicia, se producirá unos quinquenios más tarde). Pero la enfermedad continuó, y llegó –algo insólito- a la acción que cometía una determinada persona. Y así, tras la matanza de Texas, a veces se lee u oye “presunto asesinato”, o tras el asalto a la diligencia “presunto robo”. La acción, salvo en casos donde se dude sobre su comisión (por ejemplo una violación fingida para sacar dinero a un famoso), nunca es presunta porque, caballero, ahí está el cadáver. Y así asistimos a noticias donde el presunto asesino que fue capturado tras abatir a tiros a media sucursal bancaria llegó a cometer tres presuntos asesinatos, que hay uno en el presunto hospital en presunto estado muy grave, presuntamente hablando.
El abuso de ‘presunto’ lo está transformando casi en sinónimo de malhechor, ladrón, apandador o asesino. Pronto distinguiremos entre presuntos en serie, presuntillos de poca monta y presuntos de los que entran en el hogar forzando la cerradura y se llevan la tele y el vídeo. La señora a la que le quitan el bolso gritará: ¡detengan al presunto! El mismo Cristo morirá con el presunto bueno a un lado y el presunto malo al otro.
Una vez arrasados los sinónimos, una vez desligado el término de la garantía de la presunción de inocencia, una vez llueven ‘presuntos’ y ‘presuntamente’ por doquier y sin razón ninguna, ¿qué recomienda La Página Definitiva para recuperar algo de lógica en este aspecto? Pues está claro, el uso de ‘presunto presunto’. Con este nuevo modo de proceder volvemos a salvaguardar la presunción de inocencia y quitamos gravedad a los errores que cualquiera puede cometer en un mal día, potenciando, como indicábamos, la reinserción del preso desde el mismo momento en que comete el delito y, en última instancia, la necesaria igualdad en una democracia multicultural que puede ya intuir un futuro cercano donde no existan cárceles ni delincuentes. Para terminar ilustramos ese porvenir armonioso con un breve ejemplo de cómo se hace correctamente una noticia de sucesos:
“La policía detuvo ayer a Rafael Gómez García de la Fuente Asunción Torres de Lara, presunto presunto de María José Martínez Martínez Prieto Villatoro Yáñez, quien fue presuntamente presumida de un presunto tiro en la sién el pasado jueves mientras almorzaba con sus amigos en un restaurante. El presunto presunto fue capturado mientras trataba de presumir una gasolinera. El dependiente consiguió accionar la alarma, tras lo que acudieron varios coches patrulla. El presunto presunto se entregó sin resistencia. Rafael Gómez Gómez García de la Fuente Asunción Torres de Lara ya tenía antecedentes penales por presunción a mano armada y presunción de documentos. Antes de presuntamente presumir a María José Martínez Martínez Prieto Villatoro Yáñez, estaba en busca y captura por presuntamente presumir mediante el método del presunto butrón varias joyerías y por una presunta presunción de presuntos estupefacientes”.
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