Teletienda

Un mundo espiritual por descubrir

Como los líquenes y el musgo a la tundra, las coníferas a la taiga, las solitarias y espinosas acacias a la sabana o los cactus al desierto, el disparate es a Teletienda; un programa demonizado, como se dice ahora, incomprendido y relegado a la hora de la siesta o a la madrugada, donde tiene que hacer la competencia a algunos de los programas más vistos por los españoles: los documentales y las películas en blanco y negro y versión original subtitulada (sólo el antiguo programa religioso ‘Testimonio’ logró reunir a tanta gente tras la pantalla en su momento). Teletienda lo tiene todo: humor a raudales, bellas mujeres y musculados rapaces, emoción y todo un universo de aparatos, aparatejos, objetos, mecanismos y adminículos de extraña procedencia y aún más raras utilidades. Estos objetos proliferan y parecen reproducirse y multiplicarse con una pasmosa facilidad, lo que hace casi imposible el estudio detallado de cada uno de ellos, pues su periodo de vigencia apenas dura unas semanas, justo hasta que son sustituidos por otros parecidos pero (sí, es posible) más cómicos.

Y es que Teletienda es la degeneración de la alta comedia americana, llevada hasta el límite de tomarse en serio a sí misma debido a las leyes del mercado, lo que no quita calidad a su humor. Esta parodia de los tiempos fenicios (y sin valores) que vivimos (con una valiente apuesta por la crítica social y la exaltación de la ética) tiene una serie de rasgos, productos y humanoides recurrentes, que podemos considerar como hilo argumental de este programa anárquico y revolucionario, como el eje de algo en perpetuo cambio.

En primer lugar estudiaremos a los humanoides. Los hay de tres tipos, a saber:

Los presentadores. Él y ella. Uno guapo y cachas, bella y escultural la otra. Suelen ser actores desahuciados que actúan de secundarios en los telefilms que emite Antena 3. Ambos carecen del borde del labio superior, por lo que mantienen una permanente sonrisa. Actúan siguiendo la lógica del “poli bueno, poli malo”, uno hace de convencido y la otra de incrédula, o al revés. Manejan un vocabulario que no excede de las cuarenta palabras, incluidas preposiciones.

El experto. Convocado a petición de los anteriores, suele tener varias carreras y otros tantos másters en universidades de dificultosa pronunciación y aún más complicada localización. Asesora al espectador sobre los beneficios que ofrece cualquier producto, basándose en la repetición cansina de lo que han dicho los presentadores, antecediendo las mismas frases con un “efectivamente” de experto.

La cobaya. Son actores que hacen de público y que fingen sorpresa cuando les sacan al escenario para desnudarlos, lesionarles los abdominales, quemarles el pelo o seccionarles alguna parte del cuerpo. Todos ellos han pasado por el Actor’s Studio.

Aunque ya hemos comentado que Teletienda se basa en la metamorfosis, también podemos observar una serie de adminículos que se repiten. Sirven para que el espectador se identifique con el programa. Son los siguientes, a saber también:

El aparato de abdominales. El rasgo más destacado de este aparato -del que existen diferentes versiones- es el disimulo. Debe parecer cualquier cosa menos un objeto destinado a fortalecer esos músculos. Los hay que parecen aeroplanos o naves (para atraer al público infantil), otros son abstractos o surrealistas (para atraer a un público cultivado). Los presentadores de Teletienda siempre consiguen guardarlos debajo de la cama a pesar de su enorme tamaño.

La crema reductora. Se trata de un producto quemagrasas y adelgazante. Con una aplicación se acaba con la celulitis. Con otra se obtiene el ansiado cuerpo de efebo o ninfa. La tercera aplicación, de la que nunca se ofrecen muestras, ha de ser peligrosa si tenemos en cuenta la efectividad de la crema, y podría llegar a convertir al consumidor en una liliputiense o el increíble hombre menguante.

Los cuchillos que cortan clavos. Suponen una rara variación en Teletienda, ya que suele presentarlos un cocinero chino. El chino sirve de justificante, ya que se dedica a mostrar las virtudes de los cuchillos cortando clavos, tornillos, pedazos de madera o ladrillos. El mensaje es “los occidentales, mucho más civilizados, podemos utilizar este armamento para la cocina”, es decir, se juega con una comparación de culturas en el que supone el único acercamiento de Teletienda a la política, la parte seria, por tanto, de esta compleja comedia audiovisual.

El disco recopilatorio de los años 80. Suele ser un estuche con 234 cedés llenos de canciones olvidadas capaces de provocar espasmos con espumarajos, así como vergüenza ajena acompañada de naúseas. El anuncio del estuche está acompañado por la emisión de vídeos cochambrosos. Estamos ante un producto salutífero con un doble efecto: corporal y mental. El corporal se basa en los efectos diuréticos y eméticos de determinado tipo de música. El mental se basa en un poderoso efecto antidepresivo, a modo de “gracias a Dios que nos libramos de aquella época, necesariamente ahora estoy mejor, y lo que me estoy riendo…”.

El colgante de oro. Cuando un espectador adquiere un producto de Teletienda, le regalan tal colgante. También se puede comprar por sí solo, con lo que le regalarán otro colgante. Si el comprador no quiere el colgante, le regalarán cuatro. Si se resiste, dieciséis. Suele ser un elefante de la suerte con un baño de oro que no resiste un baño en la ducha.

El estimulador eléctrico. Es una batería con terminales adherentes que se colocan en el torso y las nalgas, con el objeto de tonificar el cuerpo sin dar ni golpe. Existen diferentes versiones de esta fábrica de agujetas. Las mejores permiten colocar las mencionadas terminales en el rostro, fomentando así ese rictus post mortem tan buscado ahora mediante la cirugía. Esta alternativa al estiramiento de la piel y a la liposucción supone también un mensaje de amistad entre los pueblos en tiempos de la globalización, puesto que se trata de dar un uso benigno a la Old Sparky (Vieja Chispas), prototipo de estimulador eléctrico derivado hacia otros menesteres.

El alisador de pelo y el rizador de pelo. Un nuevo mensaje de paz y amor, en este caso a los deficientes mentales, que también tienen su sitio en esta sociedad mundializada. Supone un guiño a la esquizofrenia. Pelo liso o rizado a días alternos en un planeta donde todos somos hermanos a pesar de las diferencias y las limitaciones físicas o psíquicas.

Las gafas de sol que matizan el horizonte. Juro que las vi una madrugada, perfectamente lúcido y sin haber ingerido sustancia perniciosa alguna. Poca gente ha tenido esa suerte. Teletienda también genera leyendas urbanas.

Humor, economía solidaria, valores humanos, exaltación de la belleza… no se le puede pedir más a un programa. Teletienda reúne esas condiciones. Confiemos en que su calidad lleve a este espacio audiovisual hasta su emisión en horario de máxima audiencia, siendo rescatado de las catacumbas en las que malvive desde hace demasiado tiempo.продвижение сайтов в яндекс самостоятельно бесплатноcertified translation company


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