Historia Sagrada. 20
Abraham sigue de excursión (Génesis 20, 1-18)
Finalizada la destrucción de Sodoma y Gomorra Abraham siente la necesidad de partir a por más tierras y riquezas. Repitiendo la fórmula que tantos éxitos le dio en el pasado opta por hacer pasar de nuevo a Sara por su hermana al llegar a Guerar. El rey de la región, alertado de que una provecta anciana había aparecido en sus dominios lógicamente no pudo resistirse. Pero cuando Abraham empezaba a frotarse las manos el Señor tuvo la desagradable ocurrencia de prevenir al rey de Guerar, amenazándole de muerte en caso de que tocara a Sara. Evidentemente el rey, consciente de lo que le convenía (la fama del Señor en esos momentos ya había recogido los efectos de sus últimas actuaciones en Sodoma) no se acercó más a la mujer de Abraham. Precisamente esta escena bíblica es la que hace a numerosos colectivos defender que lo mejor para garantizar que las órdenes de alejamiento impuestas a ciertos maridos son respetadas milimétricamente es una buena amenaza de muerte, que ha demostrado tener una gran eficacia.
A pesar de lo que pueda parecer, la jugada no le salió mal del todo a Abraham. Aunque el rey estaba algo molesto, y no podía entender cómo le había sido ofrecida por el profeta su propia esposa, el enfado fue vencido por el miedo. De modo que reunió ovejas y vacas, siervos y siervas y se los dio a Abraham, así como le ofreció la parte de su reino que más le gustara y mil monedas de plata. Satisfecho por la eficacia de la nueva modalidad de conquista descubierta, Abraham recogió los regalos y marchó con viento fresco.
Las parábolas bíblicas y las enseñanzas morales que contienen son en ocasiones complejas. Pero a estas alturas lo que queda fuera de toda duda es que Abraham era un enchufado. Aunque la Biblia no lo relata y por ello no tenemos muy claro en qué consistían los pecados de los sodomitas nos parece evidente que muy graves tenían que ser para superar a los de Abraham, que desde que lo conocemos va por el mundo sin hacer nada de provecho, embaucando a los reyes de las tierras por las que pasa, cediéndoles a su mujer ocultando el hecho de que lo es y, sobre todo, rapiñando lo que puede. A pesar de todo eso Él no hace más que llenarle de dádivas y prebendas y es que, por lo visto, está claro que ser el Pueblo Elegido es un chollo. Este es el motivo, sin duda, de las guerras de religión, en las que el personal se disputa saber quién está mejor situado para mamar del tarro.
Puede parecer sorprendente pero Abraham, tras tanto recibir, al fin va a ofrecer algo de provecho al mundo en forma de descendencia presta para el sacrificio. En el próximo capítulo de esta historia veremos, por fin, cómo nace Isaac del vientre de Sara.
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