Capítulo XLII: Abdalá I, el Padre

Año de nuestro Señor de 888

Cuando Abdala llega al trono de Al – Andalus mediante el asesinato de su hermano Almóndir, relatado en el capítulo anterior, que demuestra fehacientemente que la impronta visigótica en España era mayor entre los árabes de lo que en un principio pudiera parecer, la situación es caótica. En el 888, año en que Abdala comienza su reinado, la rebelión acaudillada por Omar Ben Hafsun alcanza a la práctica totalidad de Al – Andalus. Las continuas derrotas del emir frente a Hafsun convirtieron una guerra de índole social (los hispanogodos, convertidos o no, contra los Burócratas de Córdoba, que poco a poco habían conseguido pedir tantas pólizas como los de Damasco) en una auténtica guerra civil, en la que el emir luchaba por un lado, los cristianos acaudillados por Hafsun (que cuando tuvo ocasión limpió Marbella de los “sociatas” musulmanes) por otro, y finalmente toda una caterva de arribistas que acabaron uniéndose en torno a dos familias árabes de rancio abolengo, los Hachach y los Haldun, y que intentaban medrar ante el debilitamiento del emir para ¿lo adivinan? trocear Al – Andalus en miles y miles de pequeños reinos de taifas ideales para que los reinos cristianos se los repartieran.

Curiosamente, Alfonso III de León (866 – 910), el Gran Rey, de quien hablaremos en su momento, aprovechó estos años de absoluto caos en Al – Andalus no para aprovecharse y atacar Córdoba por sorpresa, lo que habría sido muy poco honorable, muy poco elegante y, en suma, nada propio de un rey español, sino para repoblar la Tierra de Nadie entre musulmanes y cristianos, inteligente política que garantizó seis siglos más de Reconquista y, por tanto, una mayor dureza y virilidad del soldado español, curtido en mil batallas. De esta manera, Omar Ben Hafsun, que lo primero que había hecho una vez asentado su reino en Bobastro fue convertirse al cristianismo y crear un obispado para sus dominios, no recibió ninguna ayuda de los cristianos del Norte. Y añadiremos que no le hacía falta, él era así de macho y no se iba a andar con componendas con unos cristianos que, según podía observarse a simple vista, no tenían una estricta observancia del Dogma.

Mientras las ciudades de Al – Andalus se sublevan en su mayoría contra Abdala I y los jeques “de buena familia” conspiraban para repartirse el pastel, el osado Hafsun llega con sus huestes a las puertas de Córdoba. En ese momento comienzan a recorrer Córdoba todo tipo de rumores siniestros que hacen referencia al inminente fin del emirato, la conquista, a sangre y fuego, de Córdoba por Hafsun y, finalmente, el advenimiento del cristianismo en todas las tierras de Al – Andalus. Pero el emir Abdalá, que como hombre culto que era no se dejaba impresionar por las leyendas y las profecías de santones engañabobos, decidió dedicar su tiempo a algo mucho más útil: rezar con los alfaquíes. Curiosamente, tal estrategia tuvo su efecto, dado que las tropas de Omar Ben Hafsun fueron derrotadas a las afueras de Córdoba, y el Ejército del emirato se hizo con 4.000 prisioneros cristianos a los que se les ofreció una única alternativa: o la conversión al Islam o la muerte. Con la excepción de algunos advenedizos, la inmensa mayoría de los cristianos demostraron su españolidad prefiriendo la muerte antes que abjurar de su Fe.

Omar Ben Hafsun, como Ustedes comprenderán, estaba radiante. Casi 4.000 nuevos mártires para la Causa. El hecho de que a partir de entonces el entusiasmo por la rebelión en Al – Andalus comenzara a decaer no hizo mella alguna en su moral, convenientemente elevada por el obispo de Bobastro, máxime cuando la rebelión contra el Emir seguía en toda la actual Andalucía, y muchas ciudades eran independientes en la práctica. Pero lo que en principio fue una buena noticia para Hafsun, la muerte de Abdala I en el año 912, se trocó en desgracia, porque entre las pocas cosas que Abdala I hizo bien en su vida, además del asesinato de su hermano, estuvo colaborar en el alumbramiento de uno de los españoles más inteligentes, cultos, valientes, brillantes y, en resumen, de Aquí que jamás nos ha dado la historia: “Abderramán III, el Español”.bitrix магазинcaricatures of celebrities


Compartir:

Nadie ha dicho nada aún.

Comentarios cerrados para esta entrada.

Ощутите азарт с 1вин казино! Удобный доступ через зеркало, бонусы на старте и возможность использовать промокоды делают вашу игру яркой.