Juan Manuel Lillo

ANÁLISIS ENTRENADORES

Juanma Lillo, es cierto, no ha hecho Historia todavía. Sin embargo nuestro espíritu valdanista y gusto por la anticipación nos obliga a hablar de este chico que, sin ningún género de dudas, estamos convencidos de que acabará pasando a la Historia de nuestro fútbol.

Lillo, de hecho, ha firmado ya, a pesar de su tierna edad, alguna de las más gloriosas páginas del fútbol patrio. Su andadura la inició en uno de esos brillantes e históricos equipos de la recia Castilla, el Salamanca UD y, a pesar de eso y de estar en “el pozo” (2ª B), Lillo apostó por jugar a la contra, valientemente, o al menos eso mantenían los cronistas. Como es obvio no nos lo creímos, porque en Divisiones serias como la 2ª y la 2ªB ciertas alegrías suelen pagarse caras, pero con esa carta de presentación se presentó Lillo en Primera con un Salamanca que había ascendido meteóricamente (a la Benito Floro) pero “jugando al toque”. Como a cualquier buen degustador del fútbol no nos sorprendió comprobar lo que el juego del Salamanca se encargó de demostrar: a Lillo le gustaba jugar al ataque no tanto como a Clemente (el genio nace, no se hace) pero por un estilo. El Salamanca volvió a 2ª tan meteóricamente como había ascendido, y Lillo fue, en consecuencia, encumbrado (así es el fútbol español).

Se valió para facilitar su salto a la fama, con gran habilidad, de las artes ya empleadas por su reconocido maestro: Jorge Valdano. Así Lillo compensó el pobre juego de su equipo con afirmaciones aventuradas y tres o cuatro faltas sintácticas por oración, lo que le valió fama de “intelectual” en el mundillo. Nos quedamos con su afirmación de que “jugar en zona es vivir en zona”, ya que “la zona es una forma de vida”. A la espera de algún tratado que desentrañe el significado de la frase a un servidor le parece, sencillamente, una gilipollez. Simple que es uno. Con Lillo el Oviedo, equipo que sabiamente decidió confiar en él, se salvó con apurillos pero se salvó. Esta prestación demuestra que Lillo sabe de fútbol casi tanto como el Sabio de Hortaleza, a pesar de tener 40 años menos. A continuación Lillo se encargó de contribuir al descenso del Tenerife, mostrando su similar modo de ver el fútbol que Víctor Fernández (el Tenerife con ambos jugaba de la hostia y no ganaba un mísero partido). La Historia del Fútbol se escribe recta con renglones torcidos y Lillo ocupará la próxima temporada, al parecer, el banquillo donde Víctor Fernández obtuvo sus mejores éxitos (ese Zaragoza no jugaba como el Celta, pero ganaba): el del Real Zaragoza. No sabemos qué logrará Lillo, pero a buen seguro su paso por Zaragoza será recordado por la afición maña de por vida (el primer descenso a 2ª división en treinta años, por ejemplo, suele recordarse por mucho tiempo).телефон консультации налоговойпомощь юриста при дтп


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