Modelos de comunicación en Internet – Guillermo López García
Hace cinco años nosotros éramos mucho más jóvenes. Esta obviedad, que parece extraída de un poemita romanticón de Neruda, no es triste, sino esperanzadora. Significa que la plenitud física va dando paso a la plenitud intelectual en un proceso sin marcha atrás. Porque La Página Definitiva cumple cinco años en una fecha tan señalada como el 14 de febrero. Perfecta metáfora del acto de amor que constituye la comunión entre los que aquí escribimos y los que nos leen, caros lectores. Y como manifestación extrema de este amor, justo en estas fechas aparece el último libro de Guillermo López García, uno de los perpetradores de este sabio rincón web.
Y no decimos por casualidad lo del amor. Porque el libro está dedicado a todos los lectores de La Página Definitiva. Así que, ya tenemos regalo perfecto para San Valentín. Qué mejor manera de celebrar el Día de los Enamorados y de desbancar, de paso, del hit parade ese otro libro nacido del ciberespacio y también dedicado a los lectores de una publicación web: nos referimos, claro está, a la insigne obra “Federico responde”. ¡Tiemble, don Federico! ¡Ya desde dominios ajenos al PRISOE se avecina su inminente caída!
Después de estos dos párrafos iniciales, Guillermo debe de estar muy satisfecho y aliviado de no haberme elegido como prologuista de su libro. Uno de los muchos méritos que tiene su obra, un texto que, a pesar de su destino académico, es cómodo de leer, plagado de ejemplos, resulta instructivo, y, además… ¡tiene dibujitos! (bueno, en realidad, esquemas, gráficos y fotografías tomadas de la red).
El eje del libro es realizar una reflexión sobre las novedades comunicativas que viene introduciendo internet desde su apertura al gran público, hace ya diez años (sólo cinco más que la apertura al gran público de La Página Definitiva). Partiendo de la definición de los distintos modelos, en una clasificación original, rigurosa y muy clarificadora, el autor (voy a dejar ya de referirme a él recurriendo al compadreo de su nombre de pila) nos lleva a reflexionar sobre las implicaciones de un proceso imparable, totalmente innovador, y que viene a redefinir, pese a las reticencias de la industria tradicional, las relaciones no sólo comunicativas, sino también políticas, de nuestro entorno.
La obra está dividida en tres grandes bloques. En el primero se realiza un análisis de los principales rasgos de la comunicación en internet. Partiendo de la génesis y nacimiento del nuevo sistema de información (puesto que el autor, siguiendo sabiamente a Wolton, distingue entre sistema de información y medio de comunicación), se destacan las particularidades de la red frente a los medios convencionales: ruptura del tiempo y el espacio, hipertextualidad, interactividad y carácter multimedia. Pero también se subrayan los problemas pendientes de resolución que actúan en beneficio de la prensa escrita, como los condicionantes técnicos que dificultan una lectura continuada de un texto publicado en una página web.
El segundo está formado por los capítulos en que se expone la sistematización de los modelos de comunicación en internet. El autor divide éstos entre medios de comunicación interpersonal (e-mail, chats, redes P2P, wikis, foros de debate, juegos en red, etc.) y medios de comunicación de masas (páginas personales, weblogs, portales, etc.). Siendo la parte nuclear del libro, se nota una gran exhaustividad tanto en el desarrollo de las distintas categorías como en los numerosos ejemplos que las integran. La labor no es cosa menor, habida cuenta de la cantidad de modelos y manifestaciones que se dan en la red, y la dificultad consecuente para fijar los parámetros en que éstas se producen, máxime en un entorno en continua evolución. Resulta este punto sorprendente porque no se deja el autor ningún cabo suelto, y su esquema, más allá de las subcategorías que pueden quedar obsoletas con el paso del tiempo, consigue establecer unos criterios de clasificación que se adivinan duraderos. Además, al dotar de una gran importancia a los intercambios interpersonales, el autor logra profundizar en su hipótesis investigadora: el valor del ciudadano individual en cuanto agente activo en el proceso de transformación social. Frente al modelo anquilosado de los mass media tradicionales, los modelos comunicativos de la red abren un horizonte de expectativas imprevisible e ilusionante al mismo tiempo: de ahí los continuos ejemplos que el autor dedica al valor de la comunicación en red entre el 11 y el 14-M, el referente más directo y presente de la validez de esta hipótesis de trabajo.
Llegados al tercer bloque, hay quien pueda pensar, bueno, llegaría el momento de aflojar el ritmo y concluir levantando el pie del acelerador. Nada más lejos de la realidad. Este tercer bloque, en que se recogen las cifras de consumo e implantación de internet, así como los retos jurídicos del presente y el futuro, deja abiertos, también a partir de la clasificación sistemática, una serie de apuntes fascinantes sobre el mundo que nos espera, en que el pulso entre la industria cultural y los consumidores promete emociones y divertimentos sin fin. La claridad expositiva se hace, en este apartado, más patente aún, algo que se agradece sobre todo en el capítulo jurídico. Pero esta claridad no va en detrimento de la convicción de las ideas expuestas. Vamos, que bien harían Teddy Bautista y sus muchachos en memorizarse estas páginas finales. ¡Ojo, y que no me entere yo de que fotocopian el libro!
“Modelos de comunicación en internet” es, como buen libro académico que se precie, muy interesante por cuanto plantea toda una serie de temas apasionantes que pueden dar pie a discusiones y debates estimulantes sobre el estado actual e inmediato de la comunicación en red. A partir, insistimos, de la aclaración de conceptos, de la sistematización de ideas, y de las conclusiones, tanto implícitas y explícitas que van apareciendo, el lector acaba con una idea global y completa de por dónde van los tiros en el ciberespacio. Además, la obra resulta muy clara en su exposición, gracias a los ejemplos que, como hace el mejor Castells, ayudan a clarificar las explicaciones más susceptibles de asepsia.
En definitiva, una obra que resulta enriquecedora para los expertos en la materia, al plantear continuamente debates sobre los modelos de comunicación en la red, a la par que instructivo para quien nunca ha pensado en internet más que en cuánto tardará en bajar la última película de Steven Seagal.
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