Historia de la sexualidad (I): La voluntad de saber – Michel Foucault
La Historia de la sexualidad de Michel Foucault es una obra extraordinariamente interesante que permite aproximarse a la sexualidad a lo largo de la historia occidental y que contribuye sobre todo a desvelar la escasa base de ciertos mitos en torno a este asunto que suelen acompañar inevitablemente cualquier reflexión sobre el particular.
De entre los tomos (cuatro) que componen la Historia es especialmente interesante el primero, pues es el que utiliza Foucault para realizar una exposición de orden metodológico que contribuye a variar la perspectiva clásica sobre la sexualidad en nuestras sociedades.
Básicamente, según la explicación tradicional, una cierta libertad sexual de griegos y romanos habría quedado cercenada por la irrupción del cristianismo en primer lugar y posteriormente a partir del siglo XVII, a través de la apropiación de las nociones de la contra reforma por parte de la burguesía, habría desaparecido casi definitivamente como instrumento de dominación social. Foucault, al margen de poner de manifiesto la dudosa veracidad de las tesis que defienden la sexualidad de la Grecia y Roma clásicas como absolutamente libres (recordando los problemas morales que ciertas prácticas, aunque admitidas, planteaban), se dedica a realizar un interesantísimo estudio que demuestra cómo la toma en consideración del sexo por parte de la Iglesia y los poderes públicos (especialmente a través de la medicina) no sólo no constituye un proceso de castración social a gran escala sino, todo lo contrario, el inicio de una fase de profundización en el conocimiento social sobre la cuestión y, sobre todo, de creciente interés por este asunto.
Como no puede ser de otra manera la voluntad controladora, si es llevada a cabo de manera competente, exige recoger mucha información. Tanta que muchas veces se convierte en el mejor instrumento para conocer el fenómeno que se pretende erradicar. Y a partir del conocimiento éste, paradójicamente, cobra una gran fuerza. El paulatino interés de la confesión del pecado más allá de su mera enunciación, la preocupación por los detalles del mismo y por las pasiones que conducen a él, es el mayor acicate que la historia de la humanidad ha conocido para profundizar en su sexualidad. El confesionario, paradójicamente, ha sido el lugar que más sexo ha difundido.
En resumen, si le apetece leer cosillas relacionadas con el sexo sin necesidad de comprar Interviú “por los reportajes de investigación” o de entrar en una librería embozado en una gabardina y además poder dárselas después de intelectual la obra de Foucault puede ser una interesante opción. Aunque esto no quiere decir que nosotros recomendemos ciertas actividades que el autor, no sabemos hasta qué punto influido por sus propias reflexiones al respecto, se dedicó a realizar en los últimos años de su vida, cuando ya estaba gravemente enfermo.
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