Historia de España – Raymond Carr (ed.)
Entre los múltiples (y fallidos) intentos realizados por los historiadores para sintetizar la historia de España (que, como Ustedes saben, comienza con la creación del mundo por el Altísimo) en diversos libros – resumen, la Historia de España de Raymond Carr supone un esfuerzo de agradecer y, además, adecuamente conceptuado. Acostumbrados a aventuras editoriales de malignos intereses mercantilistas, como la “Breve Historia de España”, o la “Biografía de España”, ambas de F. García de Cortázar, y ambas igualmente prescindibles, esta breve (300 páginas) reflexión colectiva sobre la Criatura (España) tiene aspectos muy interesantes.
Carr, como es sabido, es uno de los historiadores más importantes de la España contemporánea, y sabedor de dónde están los estudios más serios, objetivos y veraces sobre nuestro país se ha decantado, en cuanto editor del volumen colectivo, por seleccionar casi exclusivamente a historiadores ingleses, dejando un único capítulo, “El Imperio improbable”, para un correcto historiador español, Felipe Fernández – Armesto. Nos agrada sobremanera esta demostración de imperialismo cultural británico, que pisotea nuestra historiografía y nos da a cambio una visión histórica con un mínimo de rigor. De hecho, nos agrada, sencillamente, que pisotee la historiografía española. ¿Se imaginan qué habría ocurrido con este volumen colectivo de permitir la participación a columnistas de prensa como Santos Juliá o Javier Tusell? No quiero ni pensarlo. Por lo pronto, me habría ahorrado la compra.
Aunque Carr es famoso por su visión “conservadora” de la historia española (se le acusa, fundamentalmente, de no percibir que las costumbres y tradiciones vascas se remiten a épocas inmemoriales y, por tanto, la lucha armada contra la opresión españolista estaría justificada), la selección de historiadores es globalmente adecuada. La historia que se muestra en cada una de las épocas analizadas se mantiene en el mínimo normativo de objetividad y coherencia textual (que no intertextualidad) que cabe exigir a este tipo de obras. Por supuesto, no conocemos a prácticamente ninguno de los historiadores que participan en el volumen, pero son ingleses, y como Ustedes saben para hablar de Historia de España y para las perversiones sexuales de corte masoquista, un inglés es una garantía.
Naturalmente, hay desequilibrios: el capítulo dedicado a la Baja Edad Media resulta tedioso y no hace suficiente hincapié en los principales acontecimientos del periodo, los dos capítulos sobre la Edad Moderna decepcionan un poco (a fin de cuentas, se trata del Glorioso Imperio: ¡Más batallas y menos producción de cebada en la Meseta!), mientras que los capítulos más modernos ganan en consistencia. De cualquier manera, es un libro altamente recomendable para quien quiera hacerse una composición de lugar de la Historia de España, y puede servirles a Ustedes mientras culminamos la versión definitiva de la historia de nuestro país: La Histeria de España.
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