Franco – Juan Pablo Fusi
La bibliografía sobre el personaje más importante de la Historia de España en el siglo XX (así de triste es nuestra historia) no hace sino aumentar. Miles y miles de sesudos estudios, generalmente críticos, sobre el Caudillo a cargo de valientes historiadores españoles que, naturalmente, escribieron las biografías sólo una vez Franco estuvo muerto y enterrado. No tenemos nada que reprochar por ese lado (además seguro que los historiadores, al igual que casi toda la sociedad española, estaban inmersos en la militancia activa contra el franquismo y no les dio tiempo a escribir biografías críticas), pero sí en lo concerniente a la calidad de la investigación. A día de hoy, seguimos sin tener claro realmente cuáles eran las características definitorias del dictador, o mejor dicho las tenemos claras pero no gracias a estos estudios. Si desde esta Página no nos caben demasiadas dudas de que Franco era, ante todo, un militar, con todo lo que eso significa, y por tanto llevó el país como si se tratara de un cuartel, los historiadores no se ponen de acuerdo. En general, tienden a resaltar más de la cuenta la supuesta influencia del fascismo en Franco (¿Franco fascista? ¡Por Dios -y por España!) y no acaban de perfilar al personaje.
En este sentido, la biografía de Juan Pablo Fusi constituye una agradable excepción. Frente a biografías oportunistas de toda índole (especialmente la del omnipresente Javier Tusell y el vergonzoso estudio pseudohistórico de Vázquez Montalbán, aunque en realidad la culpa no es suya, sino de los que, llevados por el entusiasmo que les suscita el viejo revolucionario, leen su libro como un ensayo histórico en lugar de una novela), Juan Pablo Fusi traza una correcta síntesis del franquismo y su máximo (único) dirigente, los buenos tiempos pasados en Marruecos arrasando el Rif (la mítica escena en la que Franco, como Moisés, encontró agua en el desierto, salvando a su ejército de la muerte por sed -es un decir, había una tasca – bar a cinco minutos del desierto-, o la peculiar manera que tenía el Caudillo de imponer disciplina en la Legión – a tiros), los, también buenos, tiempos pasados durante la Segunda República destrozando la Revolución de Octubre, la épica historia de cómo Franco se rebeló frente a la masonería que dominaba España y cómo decidió sacrificarse por su país (la lucecita del Pardo) gobernándolo durante 36 años, son aspectos de la vida del personaje por los que Fusi pasa en un eficaz vuelo rasante que incide especialmente en las características del personaje, tal y como puede verse a través de sus actos y sus declaraciones (“Haga como yo: no se meta en política”).
Con un estilo ágil y, al mismo tiempo, desapasionado, sin impartir doctrina, Juan Pablo Fusi consigue trazar un perfil adecuado del Hombre sin maniqueísmos ni alusiones fáciles a lo malo que era Franco (que en este tipo de historiadores van curiosamente acompañadas de una manifiesta, y mal disimulada, admiración por el personaje, quizás porque para ellos fue muy bueno mientras vivió y muy malo al día siguiente de morir, cuando era preciso adaptarse a los nuevos tiempos, con nuevos retos, nuevas políticas y, en general, nuevos cargos). Un perfil en el que lo que nos queda es lo que ya intuíamos: Franco era una persona intelectualmente mediocre pero con una fuerte personalidad y un acendrado carácter pragmático que le permitieron cumplir satisfactoriamente su único objetivo a lo largo de la dictadura: mantenerse en el poder, lo que tiene mucho mérito si tenemos en cuenta que todos, incluso el Rey Juan Carlos, estaban férreamente en contra del dictador. Pobre hombre, qué poco le querían.
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