El Señor de los Anillos – J.R.R. Tolkien
Un hereje se inventa un mundo mitológico incluso más divertido que la Biblia
Título: El Señor de los Anillos.
Autor: J.R.R. Tolkien
Categoría: Fantasía
Siglo: XX.
Comentario: Aunque muchos de Ustedes ya habrán oído hablar de la película que se estrenará en breve del Señor de los Anillos (prepárense para ver muñecos, flotadores, camisetas,… y toda la parafernalia que le acompañará, no se preocupen, todo a su debido tiempo), en La Página Definitiva nos centraremos exclusivamente en el libro, toda una Obra Maestra de la literatura inglesa, y eso que no tiene dibujitos, ni vales de descuento para el cine, ni la foto de la Reina en bañador o algo parecido.
Ante todo, este libro es toda una Institución Literaria porque volvió a poner de moda las aventuras épicas de caballeros y doncellas, olvidadas por los editores desde tiempos de El Quijote (con la excepción, naturalmente, de H.P. Lovecraft), y lo supo mezclar con la tradición de fantasía de dragones, seres extraños y monstruos horripilantes, que nutrían la cultura popular anglosajona. Bueno, corrijo: en vista de que Alemania, los países escandinavos, y demás gentes del norte de Europa sí poseían una tradición de este tipo, el señor Tolkien decidió que no podía quedar así, y que Inglaterra, un país con grandes tra(d)iciones, necesitaba algo más que al Rey Arturo y Robin Hood, ya muy vistos y que tampoco eran para tanto.
¿Solución? Manos a la obra, Tolkien narró las aventuras y desventuras de un sinfín de personajes y razas que atribuía a las leyendas inglesas, aunque por supuesto todo salió de su imaginativa mente. Sus principales libros (El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Simarillion) son todo un ejemplo de ritos, leyendas y demás atribuibles más a un loco abad del siglo XVI, que a todo un catedrático de Lengua Inglesa, como fue Tolkien. Aunque la cosa no funcionó, y nadie se creyó lo de las leyendas inglesas (no cuela eso de que los ingleses, afamados piratas y ombligos del mundo en la Historia, tuvieran una tradición épica tan fabulosa), nuestro querido autor tiene el prestigio de haber sido el creador de un nuevo género literario, la Fantasía.
Sí, a partir de este libro dragones, magia, elfos y hobbits pulularon (y pululan) por la mente de innumerables personas (éste humilde crítico, por poner un ejemplo), y se rescataba la alegoría a todas nuestras fantasías juveniles, a nuestros sueños de ser reconocidos como unos héroes (bueno, ahora los chavales intentan imitar a Raúl o a Rivaldo, y ganar mucho dinero… ¡dónde habrá quedado el romanticismo!), y a que la Justicia -no americana- dominase el mundo.
El argumento es complejo, no se lo niego, y supuso toda una Revolución cuando se publicó, y es un clásico de la Humanidad desde Platón: la eterna lucha entre el Bien y el Mal, entre la Vida y la Muerte, entre lo Bueno y Eterno, y lo Malo y Cutre, entre un Inglés y el resto del Mundo mundial. Psé, tampoco se crean que se lo voy a contar todo, porque este libro merece la pena, y les quitaría la emoción de leérselo por su propia cuenta.
Pero en fin, les comento: resulta que hace mucho tiempo se crearon varios anillos, tres para los elfos, siete para los enanos, nueve para los hombres, y uno para el Señor Oscuro (el malo de la historia). Este último anillo da mucho poder al que lo posee, puesto que con él atrae a los demás y puede controlarlos. Sin embargo, el anillo, si se abusa de su poder, acaba controlando al que lo posee y lo arrastra hacia el lado oscuro (no, no es Star Wars). Pero el Malo, un poco despistado, lo pierde por ahí, y lo coge un bicho muy feo, Smeagol.
Este, a su vez se deja embaucar por un hobbit (Bilbo Bolsón), que se lo manga. Y, a su vez (esto cambia de manos más que una acción de Terra), éste se lo da a su sobrino, Frodo. Teje y maneje, la cuestión es que el anillo debe ser destruido -para que gane el Bien y el Malo no lo pueda coger- donde fue creado, en la otra parte del mundo donde vive Frodo (igualico que cuando necesitamos algo para la declaración de la renta o a la policía, tooooodo queda lejos de donde vivimos; y luego dicen que la vida no es una aventura…).Se lo pueden imaginar, al Malo no le gusta y empieza la persecución: batallas, intrigas, trampas, numerosos personajes (atentos a Gandalf, todo un espectáculo de los fuegos artificiales) y muchos lugares de todos los colores y tipos.
En resumidas cuentas, un libro, (bastante largo, ya les aviso), que merece la pena leer tenga Usted 8 u 80 años, porque una vez que empiece la intriga, le atrapará y no lo podrá dejar (frase típica de márketing, pero es la verdad). Lo único que se le puede achacar, como a todas las grandes Obras Maestras de la Literatura, es que las descripciones que realiza de los parajes y razas es, en algunos momentos, un pelín exagerada, sobre todo al principio, así que no se asusten si leen cómo es la forma de una determinada seta y sus alrededores en un mínimo de siete páginas, e insistan leyendo hasta que llegue lo bueno.
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