Capítulo V: Numancia
Año 153 antes del advenimiento de nuestro Señor
Una vez los romanos habían terminado con la amenaza cartaginesa, se sentían libres para acometer la conquista de Hispania (recuerden, todos éramos “hispanioles”, y posiblemente hablábamos castellano, incluso en la Pobla de Mafumet). Con el viejo truco de represaliar a los aliados iberos de los cartagineses, Roma empezó a avanzar hacia el interior de la Península, hacia la auténtica Hispania, donde creían que todo iba a ser igual de fácil que en la periferia.Pues no, amigos. Como dicen en la COPE, “donde esté la sabiduría de un campesino castellano, que se quite el seny catalán”. El paseo fue realmente largo (casi 200 años) y tortuoso. Desde el principio, los romanos tuvieron que utilizar el viejo procedimiento de la crucifixión para ablandar voluntades, pero ni así. La España Libre opuso una resistencia feroz, y el centro de la lucha contra Roma se situó en la ciudad de Numantia, a orillas del Duero.
Lo de Numancia supera toda lógica, sobre todo porque nos ha llegado a través de los historiadores romanos, poco proclives, en general, a dedicar loas al enemigo. Parece ser que los romanos tuvieron que pegarse casi treinta años asediando Numancia, cayendo como moscas frente al ímpetu ibero y a la dulzura del clima en la Meseta. Algunos dicen que el campamento romano era una especie de feria, con más prostitutas y oráculos que soldados propiamente dichos, pero nosotros sabemos que un ibero de pura cepa vale por cincuenta pertrechados romanos.
Finalmente, Roma se cansó de sepultar vidas humanas y, por encima de todo, sextercios en Numancia y envió un ejército de más de 60.000 hombres liderados por (atención) Publio Cornelio Escipión Emiliano, claramente producto, a juzgar por el nombre, de un embarazo no deseado.
P.C.E.E. era un hombre de una sólida formación cultural, así que lo primero que hizo fue localizar las villas cercanas a Numantia para averiguar quiénes avituallaban a los numantinos, que, no lo olvidemos, estaban teóricamente sitiados (y por muy machos que fueran los iberos, algo tenían que comer). Una vez lo supo, ordenó cortar las manos a 5.000 colaboracionistas de Numancia, es decir, teniendo en cuenta las excelentes condiciones sanitarias de la época, se los cargó. Esto no amedrentó a los numantinos, como es lógico, pues la Libertad no entiende de realpolitik, así que Numancia siguió haciendo frente a Roma. Una vez los numantinos habían conseguido reducir la población activa a la tasa actual soriana, tomaron democráticamente (suponemos que siguiendo el modelo de la democracia orgánica de Franco) la sabia decisión de suicidarse en una pira al más puro estilo fallero. Los romanos manifestaron su admiración por la resistencia de los iberos y, acto seguido, arrasaron lo que quedaba de Numancia.
Pero Roma aún tendría que luchar luengos años para hacerse con la península. De las entrañas del pensamiento ibérico surgió un hombre, Viriato, que, naturalmente, era español de toda la vida.
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Trackback de Fire (24/09/2006 13:20):
Numancia pide reparaciones…
Alentado por las declaraciones del ex-presidente Aznar, (que por cierto, cada vez habla mejor… lo que sea eso que hable) el alcalde de Soria pide reparaciones de guerra al gobierno italiano. Vinieron aquí con sus legiones hace más de dos……