Capítulo IX: Sertorio

Año 80 antes del advenimiento de nuestro Señor

En una de las múltiples guerras civiles de Roma (aún no entendemos cómo el Imperio pudo durar tantos años), la que llevaron a cabo Mario (tío de Julio César) y Sila, que finalmente saldría triunfante, los partidarios de Mario se reunieron en torno al lugarteniente de este, Sertorio, que durante muchos años dirigió Hispania como provincia en la práctica independiente de Roma.

Sertorio, hábil político, supo ver claramente qué es lo que tenía que hacer para enajenarse el apoyo del orgulloso e independiente pueblo ibero: Sertorio se paseó por toda Hispania acompañado de una cabra, teóricamente enviada por el Dios ibero Endovéllico para aconsejarle. Tal sorprendente afirmación habría llevado a los pobladores de cualquier lugar serio a concluir que Sertorio estaba como una cabra similar a la que le acompañaba, pero ustedes saben que, ya entonces, “Iberia was different”. Así que los iberos se dieron cuenta de que Sertorio era un líder providencial enviado por los hados y que les iba a permitir reeditar viejos éxitos de la idiosincrasia ibera.

En efecto, Sertorio llevó a los iberos a una sangrienta guerra civil contra el Senado romano, hasta que, finalmente, fue asesinado en Osca (Huesca) por sus propios oficiales, sobornados por Pompeyo (al parecer, Roma seguía habitualmente las mismas tácticas que Jesús Gil para alcanzar sus objetivos, como ya pudimos ver con el caso de Viriato). Los seguidores de Sertorio (recuerden, era un hombre providencial, como Franco, y quién sabe si resucitaría) se encerraron en Calagurris (Calahorra) para la batalla final, que se decidió varios años después, no mediante un enfrentamiento abierto con las legiones romanas sino por el hábil procedimiento del sitio por hambre. Los iberos se comieron a sus animales, a sus muertos y, finalmente, se devoraron unos a otros antes que rendirse. Pero claro, con tanta gula como la que tenían al final no había defensores de la ciudad que oponerse a los romanos, así que la rebelión terminó de una manera tan alucinante como había empezado (no sabemos si alguien se comería a la famosa cabra de Sertorio o la respetarían).

Pero la grandeza de España no sólo se alimentaba de españoles (aunque cabría decir que con españoles la dieta ya sería suficientemente equilibrada). Poco después de la muerte de Sertorio holló nuestras tierras uno de los personajes más grandiosos de todos los tiempos: “Julio César”.увеличение продажnorway language translator


Compartir:

Nadie ha dicho nada aún.

Comentarios cerrados para esta entrada.

Ощутите азарт с 1вин казино! Удобный доступ через зеркало, бонусы на старте и возможность использовать промокоды делают вашу игру яркой. 888starz poland melbet download