Breve historia de España – Fernando García de Cortázar y Juan Manuel González Vesga
García de Cortázar es un ex jesuita profesor de Historia que hace unos años tuvo un éxito inusitado con un libro de Alianza Editorial escrito en colaboración con otro historiador, “Breve historia de España”. La idea era resumir en unas 500 páginas lo fundamental de una historia tan compleja y contradictoria como la española (ya saben; ayer Imperio decadente, hoy decadente a secas, mañana quién sabe), con el fin oficial de que todo aquél que lo leyera pudiera hacerse una idea sintética de lo que es la historia de España, y el oficioso, mucho más realista, de que casi todo el mundo que leía “Breve historia de España” nunca jamás osara perder su tiempo dedicado al fútbol, a Gran Hermano o a Espido Freire (por orden de “alta cultura”) en aprender cosas cultas, profundas e intelectuales como las yoyah que pegaban los Tercios a todo hereje que se les pusiera por delante.
¿Un libro que servía para no leer más libros? La cosa funcionó enormemente bien, fue un bestseller en toda regla, e incluso entró en el Olimpo de todo aquel autor que sueña con convertirse en un escritor comercial y llegar al vulgo (y, sobre todo, a los ahorros del vulgo): “Breve historia de España” consiguió aparecer en las torres de superventas de El Corte Inglés en posición de privilegio. La receta era sencilla: un resumen de la historia de España en el que “España” es lo de siempre, Madrid y alrededores como los que lo hacían todo y donde se tomaban las decisiones por el bien de la Patria, por un lado, y la siniestra periferia antiespañola sospechosa de todo lo malo que se les pueda imaginar, por otro.
En el último apartado, además, la parcialidad de lo que supuestamente debería ser un resumen mínimamente objetivo de la historia de España llegaba al paroxismo. García de Cortázar, en el más puro estilo Pedro J. Ramírez, nos informa de que en los años ochenta España cayó en la ignominia más absoluta merced a los sucesivos gobiernos de Felipe González Márquez, que convirtió el Estado en su coto privado para hacer terrorismo de bodeguilla, engañar a los españoles y llenar todo el panorama político de corruptos de tal entidad que hicieron que a España no la reconociera ni la madre que la parió. Menos mal, añadían a renglón seguido los autores, que luego un hombre honrado y trabajador había tomado las riendas del país para devolverlo a aquellos de cuya propiedad nunca debió salir (si es que con el PSOE la titularidad de España había cambiado en lo más mínimo, que esa es otra).
García de Cortázar no sólo se identificaba claramente a favor de una opción política en concreto en este libro, sino que ya llevaba luengos años trabajando en la Fundación FAES del PP como uno de los intelectuales orgánicos de tronío. Por supuesto, al llegar el PP al poder el eximio historiador recibió justa recompensa convirtiéndose en uno de tantos opinadores profesionales, independientes y a sueldo, que uno puede encontrarse por ahí. Al mismo tiempo, visto el éxito de la fórmula del libro que nos ocupa, García de Cortázar decidió continuar por el mismo camino, plagiándose en una serie de libros idénticos (“Biografía de España”, “Historia de España”, etc.) que no parece tener fin y que, inexplicablemente, se venden muy bien. Inexplicablemente porque son libros clónicos, porque una vez pasada la novedad de Breve hstoria de España (como mínimo, un apreciable esfuerzo de síntesis, por más que a algunos nos pueda parecer fallido), no revisten el más mínimo interés y porque, si ya hemos quedado en que la ventaja de Breve historia de España es que, siendo breve, nos permite “culturizarnos” de una vez por todas para no leer un puto libro histórico en todo el resto de nuestra vida, ¿por qué narices nos compramos otra vez el mismo libro, presumiblemente para leerlo, si nos van a decir lo mismo que el anterior y, por tanto, no podremos interactuar en conversaciones profundas más que antes?
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