Sevilla
ANÁLISIS EQUIPOS PRIMERA DIVISIÓN – TEMPORADA 2003 – 2004
OBJETIVO: Repartir yoyah, ¿sabeh?
TRAYECTORIA: La celebración del Centenario del Sevilla, cuando llegue, está ya provocando una tormenta de cerebros entre el gremio de publicistas. Se barajan slogans como “100 años repartiendo yoyah“, el más actual “100 años repartiendo yoyah, ¿sabeh?”, o el más ecléctico “100 años repartiendo“, que apela a la complicidad de la afición. Esta inmaculada trayectoria ha tenido en los últimos años gloriosos episodios. En Primera, donde el equipo sufrió hasta descender, pero lo hizo repartiendo estopa (eran otros tiempos). Y luego en Segunda, donde se significó por ser un equipo “serio” (la Segunda es otra categoría, con valores más acordes a la realidad de lo que es el fútbol). Este recorrido se hizo un par de veces más, siempre conservando las señas de identidad, y culminó con el asentamiento del club en Primera, situación que ahora lo contempla, por la vía de la fidelidad a su espíritu,
FIGURAS: Pablo Alfaro. Claro. ¿Quién si no? Y es que por una vez LPD coincide tanto con la afición como con la crítica especializada, que por diferentes motivos tienen muy claro lo que este hombre significa para el Sevilla. Las gentes de bien, sevillistas de pro, porque han visto en este portento, curtido tras su dilatada carrera en equipos de campanillas y significados defensores de la vía alternativa de practicar el fútbol que tan bien se le da al jugador como Mérida, Zaragoza o Atlético de Madrid, el mejor continuador de una larga y hermosa tradición. Así como un maestro para los más jóvenes y un ejemplo para los niños. Los periodistas y comentaristas, porque mejor no arriesgarse a ir contra corriente y llevarse una buena yoyah, ¿sabeh?
NUESTRO CONSEJO: Contratar a Cal.loh de entrenador de porteros. Esta atrevida elección llevaría al cuadro técnico sevillano a un hombre de caché elevado pero que vendría como anillo al dedo a un club necesitado como pocos de un estandarte mediático. Que ni una mísera juerga se corren los chavales, y eso no puede ser, porque deja a toda la afición sin hechos que permitan la sana crítica constructiva y preocupación por los hábitos privados de nuestros compatriotas tan enraizada en Sevilla. Por lo demás, los porteros sevillistas son sospechosamente amantes del fútbol estilizado y poco viril. Y el paso de Monchi a la secretaría técnica no ha hecho sino agravar este mal. ¿Hay mejor forma de solucionarlo? Asimismo, el hecho de que Monchi fuera portero y técnico del club (que lo siga siendo, incluso) sin que el equipo se resintiera especialmente en el aspecto defensivo, garantiza que la labor de Cal.loh no sería en ningún caso desestabilizadora. Y, además, recordemos, se trata de un sujeto que tiene un coeficiente intelectual “por encima de la media española”, con lo que cuadra plenamente con lo que ha sido y es el Sevilla.
COMENTARIO: Estamos asistiendo, indignados (hemos de decirlo) a una reciente ola de comentarios en torno a la imagen del Sevilla que nos parece execrable por lo que tiene de descalificación y de pretensión de ocultar los verdaderos méritos de una tradición de décadas. Y bien trabajada, como para que ahora se ponga en cuestión. La consagración de un tipo como Pablo Alfaro y sus muchos alumnos aventajados (véase el caso de Javi Navarro, melifluo y delicadito central salido del Valencia convertido en un hombre de verdad gracias a sus nuevas compañías) ha provocado que haya quien comente que el Sevilla ha sufrido una mutación y sandeces semejantes. La tesis revisionista consiste en algo así como que, jugando en plan viril, este Sevilla ha traicionado sus orígenes e identidad, que estaría asociada con un juego preciosista y amanerado más propio de seres degenerados que de verdaderos españoles. La gravedad de la injuria nos obliga a dejar claro aquí y ahora que si el Sevilla puede enorgullecerse de algo desde hace años (y no sólo desde la llegada de Caparrós y Alfaro) es de su generosidad repartiendo yoyah, difícilmente igualada por las escuadras rivales. ¿Vamos a tener ahora que ponernos a recordar a hombres como Prieto, Diego o Martagón, que marcaron no sólo una época sino a toda una generación de jóvenes adictos al fútbol (y, de paso, a toda una generación de acojonados delanteros)? El Sevilla ha sido un equipo que ha pegado leña “de toda la vida de Dios”, y no hemos de consentir este lamentable ejercicio de revisionismo histórico que pretende hacernos creer que sus señas de identidad tradicionales tenían algo que ver con el manejo de la pelota. Si alguien no pegaba en el Sevilla que todos tenemos en mente es porque no podía, como en el caso de su legendaria tradición de clásicos centrocampistas calvos y por ello fácilmente reconocibles caso de dedicarse al juego sucio, único motivo que les llevaba a la mesura. Que de vez en cuando algún jugador sevillista topara, y aún en la actualidad de vez en cuando se vea obligado a ello, con el balón no es sino un daño colateral de que a alguien se le ocurriera meter en el jueguecito de marras tal elemento que lo único que hace es incordiar.
EL COMENTARIO DE NUESTRO TÉCNICO: Esteeeee… sudores fríos, oiga, sudores fríos. Este sentimiento alcanza a cualquier conocedor del fútbol que se sepa obligado a rendir visita al Sánchez Pizjuán, coso donde se expresa la pureza del lenguaje más físico de la contienda futbolística con toda su crudeza. La mágica combinación de inteligencia y toque que es el juego tiene una expresión singular cuando se concentra en discernir y “tocar” no tanto el piso ni el cuero como al contrario. Actuación que la afición de Sevilla paladea como pocas, por la solera de quienes allí siempre dejaron claro que la esencia del balompié puede ser encontrada en muy diversas manifestaciones.
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