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LA ACCIÓN HUMANITARIA CONJUNTA, AL DÍA
Avance de las tropas de Liberación: En 6 meses el orden estará reestablecido. La Guerra ha terminado y el humanitarismo la ha ganado. Y todo va bien. Punto final. Frente a las insidias de quienes desconfiaban en la capacidad de las tropas estadounidenses, sus acólitos, lacayos y la nueva Administración encargada de velar por la libertad del pueblo iraquí bajo la dirección del ex-militar y actual dirigente de empresas armamentísticas, su Excelencia Humanitaria Garner, nuevo Califa de Bagdad, los hechos hablan por sí mismos. No nos referimos en esta ocasión a las subidas de las bolsas o a la bajada del precio de las gasolinas (aunque, por otra parte a la vista están). Hacemos referencia a algo más importante si cabe: en 6 meses las nuevas autoridades aseguran ser capaces de poner a toda la industria petrolífera de Irak a funcionar como nunca. Pozos de petróleo, refinerías y oleoductos apenas liberados y ya introducidos en ese nuevo paraíso de democracia y libertad que es Irak. Tras estos primeros 6 meses en el que las urgencias vitales de la población serán, a la vista está, una prioridad, llegará el momento en que puedan acometerse reformas de verdadero calado para llevar la paz y la democracia no sólo a Irak sino a toda la zona: A partir de ese momento, y con un horizonte temporal de 2 años, las tropas de liberación se encargarán de garantizar un ordenado tránsito de los pozos liberados, con una especie de Plan Marshall ad hoc, hacia el futuro, logrando triplicar la producción iraquí de crudo. Una nueva gran noticia para la estabilidad geopolítica de toda la región.
Armas de destrucción masiva: Vamos a encontrarlas reanudando las inspecciones de la ONU. Una de las mayores pruebas de la necesidad de una intervención seria y responsable en Irak, para hacerles llegar la democracia y la libertad a esos bárbaros, es que de otra forma no habríamos podido garantizar que la ONu desarrollara en Irak su labor de forma plena. Algún ingenuo podría pensar que, si las nuevas autoridades dicen desconocer dónde pueda haber armas de destrucción masiva es que o bien nos encontramos ante un Gobierno tan malvado como el de Sadam (¡Los Generales Franks y Meyers, junto al ex-General Garner ocultan las armas de destrucción masiva iraquíes1) o bien ante la necesidad de reconocer que esas armas nunca existieron. Craso error. Las armas existen pero es responsabilidad de la ONU dar con ellas. De forma que vamos a volver a mandar a los inspectores y, en una muestras de buena voluntad, estamos dispuestos a ofrecer toda la colaboración con ellos. Así somos los países que, como España, cortamos el bacalao en el Nuevo orden mundial. Y si las armas químicas o biológicas no aparecen no lo duden, la culpa es de la ONU, de Blix y de todos los incompetentes y anémicos creyentes en las instituciones de cooperación internacional.
Las sucias argucias del Tirano: Instrumentalización del sentimiento religioso contra la libertad. Los recién “liberados” iraquíes están protagonizando execrables actuaciones, sin duda inspiradas por el tirano. En el nuevo marco de poder flexible y autónomo impuesto por los Estados Unidos (una especie de reparto organizado como un self service a disposición de tiranozuelos y sátrapas locales) brillan con luz propia los saqueos organizados por los amigos (de momento) kurdos y, sobre todo, la eficaz organización de los religiosos chiítas. Tras el intento de los liberadores aliados de imponer a esta porción mayoritaria de la población un ayatolah simpaticote recién traído de Londres en avión de la coalición y con precisas instrucciones pacificadoras de Blair saldado en un bonito apuñalamiento a manos de sus mismos fieles, éstos han iniciado masivos actos en los que conjugan la demostración de fuerza (numérica, al menos), la hostilidad a los “liberadores” y la expresión del deseo de construir una sociedad islámica como Dios (e Irán) mandan. La democracia iraquí, a la vista de estas nuevas e indeseables tretas de Sadam, tendrá que esperar, nos tememos algo más de lo previsto y de lo que los liberadores, a buen seguro, deseaban. En cualquier caso, y por si llegara el momento en que no hubiera más remedio que convocar elecciones, George W. Bush está ya recabando opiniones entre los máximos especialistas españoles y turcos en ilegalizar partidos por “amigos de los violentos” o, sencillamente, por “islamistas” (el hecho de que Irak no esté sometido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos facilita en este sentido mucho las cosas), así como entre los militares argelinos, expertos en reconducir experiencias electorales no gratas.
“Estamos trabajando en ello”: Hemos ganado la guerra y queremos una parte del pastel. En este mismo diario ya avanzamos en su día la necesidad o conveniencia de que Florentino Pérez no sólo se viera beneficiado, como lo está siendo, con jugosos trozos de la “reconstrucción” en lo material sino que fuera empleado como impulso moral y ético. Afortunadamente, nuestro ruego ha sido atendido, y el Real Madrid Club Señorial de Fútbol (MEMYUC) ha enviado ya el material humanitario de primera necesidad requerido: camisetas de Ronnie, Zizou, el Niño, Ííííííííííker y sus compañeros a la morisma iraquí. El Gobierno, enternecido con el gesto, ha prometido subvencionar tan hermoso proceder. Mientras tanto, en lo que respecta a los viles intereses materiales, seguimos teniendo claro que a los alemanes y franceses no conviene dejarles meter el cazo. Aparentemente, Powell está por la labor de atender a las súplicas españolas, donde el empresariado de bien (o sea, el empresariado) se muestra ansioso por cooperar en las tareas humanitarias y por poner su granito de arena (altruista, por supuesto) en esta noble causa. En cualquier caso, mucho nos tememos (y ellos también) que Florentino y compañía van a optar únicamente a migajas. E incluso es posible que a menos que los díscolos aliados de la “Vieja Europa” a los que, a fin de cuentas, habrá que reconducir al redil de alguna forma.
El frente interior: Hemos ganado una guerra y hay que ganar otra. La panda de violentos e impresentables que se han enseñoreado de España no se siente avergonzada de su actitud. Ni siquiera el glorioso final de esta guerra, la victoria de los tercios españoles y la recién adquirida grandeza del país y de su Presidente le hacen entrar en razón. Es por ello preciso demostrar en la próxima contienda que tenemos por delante, la electoral, que los humanitarios y demás adalides de la democracia y de la libertad no nos dejamos amedrentar. La campaña ha empezado ya, y Ánsar está decidido a conducirla a toque de corneta y golpe de fotografía victoriosa, al lado de los líderes del Nuevo orden humanitario, como primer sicario de los matones del barrio. Está convencido de que la sociedad española, a la que tiene por inmadura (porque de otra forma no se entiende), valorará las fotografías del botín y que ello permitirá remontar una situación que, de partida, no se presenta especialmente boyante. A partir de ahora se inicia una postguerra en el que el plano ético o las consideraciones de tipo jurídico-democrático en lo que hace a Irak serán dejadas a un lado, al menos en España. Y nos centraremos, por una parte, en tratar de hacer lucir nuestro miserable botín. Y, a la vez, exigiremos a la malvada oposición (plagada de amigos de los violentos, y violenta en sí misma considerada) que no mencione el asunto de la guerra en su vertiente de atentado a la dignidad de nuestro país, a la decencia de sus ciudadanos y a las convicciones de muchos electores. Porque, como es evidente, esta deriva sería de un electoralismo, irresponsabilidad y, ¿por qué no decirlo claramente?, también de una batasunización, impresentable. Porque tal valoración ha de merecer que alguien pretenda criticar, contradecir o ganar electoralmente al Gran Ánsar, recién salido del rincón de la historia. Y presto a pasar a la posteridad como el Presidente del Gobierno español que alentó y apoyó con más entusiasmo que nadie una de las más grandes atrocidades de la historia de la humanidad.
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