Tony Hawk’s Pro Skater
Miles de suspensos en la Universidad lo avalan
Si algo tienen de bueno los juegos de ordenador y las consolas (aparte de ser el mejor instrumento creado para entretener a los invitados) es que nos podemos creer durante un buen rato una de las grandes estrellas del deporte que hay (afortunadamente no existe ningún juego de Pako Porras todavía, pero no se descuiden, todo llegará), y realizar sus grandes hazañas moviendo sólo los dedos de la mano.
En mi caso, siempre fui un aficionado al monopatín, al skate o como quieran llamarlo. Sí, sí, ese artilugio inventado por el demonio parecido a un trozo de contrachapado con ruedas, en el que es fácil ponerse encima, pero muy difícil salir ileso después. Hete aquí que en una de esas ocasiones en las que (¿adivinan por qué?) acabé cual momia en la cama, un amigo me dejó la Playstation con un juego de monopatines, el Tony Hawk’s Pro Skater.
A partir de entonces aparqué la tabla, cogí unas cuantas bolsas de palomitas y unas cuantas Carrefour-Cola, y dejé las tonterías de los saltos de verdad para los masoquistas que viven de eso. Como un perfecto americano, me decidí a gastar todas mis neuronas en imitar a mis ídolos, y desde entonces, aunque he ganado unos cuantos kilos y mis neuronas están en huelga, ya me siento el Mejor Patinador de la Historia.
La primera parte del juego
Cuando salió al mercado supuso una revolución, puesto que hasta entonces los jóvenes radikales (ya saben, un poco de punk rock, surf, tatuajes, piercing y ropa de talla XXXXXXXL) no tenían un juego con el que realmente se identificasen. Al ser el juego muy bueno (ahora veremos por qué) empezaron a aparecer como setas los personajes alternativos, y las ventas fueron millonarias. Y eso sin casi publicidad, más a través del boca a boca (eviten pensamientos impuros) que en carísimos anuncios de televisión.
En el juego pasamos a ser uno de los mejores patinadores del mundo, pudiendo elegir entre varios de la elite de este deporte, y trataremos de sumar muchos puntos haciendo trucos y piruetas hasta límites impensables. Lo mejor, sin duda, es que aunque nos caigamos (sale sangre incluida, toma “reality-show”) nos volveremos a poner de pie y patinar como si de Rambo se tratase, puesto que el juego va por tiempo y no por puntos de vida perdidos.
Tendremos, a su vez, que superar un montón de pruebas si queremos pasar de pantalla, tales como recoger unas letras azuladas, o un vídeo escondido por ahí, para lo que deberemos deslizarnos, saltar, agarrar la tabla en el aire, dar tropecientas vueltas, etc. Y, por supuesto, podremos colgarnos la medallita de rigor en el campeonato de turno donde, desgraciadamente, una vez pillado el truco se gana haciendo siempre lo mismo. Como nota especial para los amantes del gore, señalar que el juego incluye poder ser atropellados por taxistas en algunas partes del juego, aunque luego nos volveremos a poner de pie, como si fuese lo más normal de mundo.
Con una calidad visual im-presionante, una jugabilidad excelente y una música aceptable (son canciones de grupos “alternativos” -aunque hoy en día se incluya todo bajo esta definición, les especifico que es rock, ska y algo de rap- que acompañan bien, pero podrían incluir más canciones, porque al sólo venir 10 distintas, a la tercera vez que juegas acabas de los raperos esos hasta las narices), recomendamos encarecidamente jugar. Y conste que mucha gente que no se ha subido a un monopatín en su vida ha salido encantada. No hay nada como darse tortazos virtuales para relajar la tensión.
La segunda parte: más difícil todavía, señores
Como no podía ser de otra forma, cuando algo tiene éxito la fórmula se repite (revivals, le llaman algunos). En este caso la segunda parte del Tony Hawk seguía con la línea del anterior (brincos, obstáculos, sangre…), aunque añadía la posibilidad de crear nuestros propios patinadores y pistas nuevas, dándole el aliciente de poder personalizar el juego a nuestro gusto. El juego se hace más dinámico y rápido, si cabe, aunque, sin embargo, hay que decir que la música sigue siendo repetitiva (qué pesados, siguen insistiendo en incluir sólo 10 melodías distintas) y las pruebas son más o menos iguales, por lo que esto ni llama tanto la atención ni causa tanta sorpresa, aunque se sigue uno quemando la yema de los dedos de tanto darle a los botoncitos.
La tercera: ¿será la vencida?
Este año (en un principio se dijo que para antes del verano, luego después del mismo, ahora creo que para noviembre… bueno, déjenlo en “uno de estos años”) la tercera parte del juego verá la luz, y ya existe cierta expectación respecto al evento. Sin embargo, lo que he podido ver y jugar (las típicas demos de las revistas), será más de lo mismo, pero a lo grande.
Espero equivocarme, pero si el PC Fútbol fracasó porque cada vez era más complejo y peor su jugabilidad (vean el comentario del juego), el Tony Hawk puede morir de éxito si no cambian un poco las cosas, y se las ingenian para cambiar las pruebas o el modo de juego. Y, por supuesto, que cambien un poco la soporífera música.
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