F.A.Q. sobre el Mundial de Japón y Korea
Todo aquello que Usted debe saber sobre el Mundial de Japón y Korea. ¡Asequible incluso para periodistas deportivos!
1. ¿Qué es una Copa del Mundo?
La Copa del Mundo de Fútbol es un campeonato que se celebra cada cuatro años en época estival en el que se enfrentan varios equipos de fútbol. Como verán, en principio, nada al margen de la periodicidad diferencia a este magno acontecimiento de eventos de importancia indudable como el Trofeo Colombino, el partido de presentación del Matalascañas F.C., el trofeo Santiago Bernabeú o cualquier otro bolo veraniego como la Supercopa.
Las particularidades de este torno son sin embargo que los equipos participantes hacen un esfuerzo encomiable para hacernos creer que:
a) Practican el juego del fútbol y no el extraño conjunto de disciplinas atléticas, a medio camino entre el cross y la lucha grecorromana, en que se ha convertido el balonpié moderno.
b) Los equipos que se enfrentan son representantes de diversas naciones del mundo, y los jugadores habitantes de los mismos. Esta costumbre, que impide fichaajes millonarios, convertiría estos Campeonatos en un reducto de romanticismo si no hubieran sido rescatados imaginativamente de esa terrible situación por los avispados jugadores y sus representantes. Afortunadamente en la actualidad podemos considerar que las selecciones nacionales están tan mercantilizadas como cualquier equipo de potencial similar (un Segunda A de mitad de la tabla) y sus componentes jugan en ellas y meten la pierna “por el orgullo de representar a …” (además de por jugosas primas y por aumentar su caché exponencialmenete). Tampoco, de nuevo, se mantiene excesivamente sana la ficción de que los jugadores de cada equipo provienen del país que les viste, alimenta y paga. En este sentido la filosofía de las modernas selecciones en lo que se refiere al origen de sus jugadores es similar a la practicada por el Athletic Club de Bilbao: tras una firme declaración de principios se esconde una realidad rica en matices riojanos. De esta forma todos hemos podido disfrutar de la aportación de jugadores como Donato en la selección española, que simultaneaba con apariciones televisivas promocionando un libro (“Fuerza para vivir”) hablando en perfecto portugués-brasileño.
c) Por último los Mundiales de Fútbol presentan como característica especial mantener la ficción de que “cualquiera puede ganar” (o casi, elimen de los participantes a la selección española). Evidentemente también esta cualidad es radicalmente falsa, pero permite vender periódicos en muchos lugares del Mundo. A la hora de la verdad, sin embargo, la victoria final sólo contempla cuatro opciones: o consagración del fútbol como espectáculo serio coronado por un triunfo alemán, o magia italiana demostrando que cualquier mediocre en esta vida puede llegar a lo más alto siempre y cuando sea perfectamente consciente de sus miserias y las enarbole como seña de identidad, o triunfo brasileño (tradicionalmente cimentado en el shock cromático que en los rivales supone contemplar la vestimenta de la selección canarinha, por lo que en los últimos años, con los avances hacia la horterez del resto de equipaciones deportivas, el poderío brasileño está en horas bajaas), o patético triunfo del equipo organizador ayudado por escandalosos favores arbitrales (la excepción a esto fue, como no podía ser de otra manera, la selección española, a la que ni los árbitros ni un enrevesadísimo sistema de competición que le permitía incluso pasar de ronda perdiendo el partido pudo hacer llegar más arriba de sus habituales y mediocres cotas) tal y como ocurrió con Francia, Argentina o Inglaterra.
2. ¿Es importante un Mundial?
Por supuesto, y contra lo que pudiera derivarse de lo arriba expuesto, los Mundiales son un acontecimiento de primera magnitud, pues permiten a los jugadores de la Liga española estar ocupados durante gran parte del verano y no perder así tono físico de cara a lo verdaderamente trascendente: el Campeonato Nacional de Liga.
Los Mundiales tienen otras consecuencias positivas, como es el caso de que se trata de una de las pocas ocasiones en que los encuentros de la selección española (por desarrollarse en verano) no obligan a posponer alguna jornada de Liga. Además algunas regiones de España se ven muy favorecidas por la celebración del Mundial, ya que la necesaria reducción del período vacacional que impone libera a la isla de Ibiza de varias semanas de presencia masiva de jugadores del Madrid (gentes de buen gusto que se solazan normalmente en esas costas en compañía de lo más selecto del reparto de las series televisivas juveniles y otras gentes de buen vivir).
Igualmente la propia dinámica de estos campeonatos es un acontecimiento de primera línea política, esencial para fortalecer la arquitectura de la convivencia española. Cuando, periódicamente, las reivindicaciones de los nacionalismos periféricos se aquietan momentáneamente y puede empezar a extenderse la idea de que el buen pueblo español unido es capaz de lograr grandes hitos un Mundial suele poner las cosas en su sitio: fracaso absoluto de la selección y constatación de lo acertado del sistema autonómico que permite a cada cual ir por su cuenta y acusar a la colectividad de todos los males existentes y por exisitir.
Accesoriamente a estos benéficos efectos con los Mundiales gana mucho dinero casi todo el mundo: jugadores, entrenadores, periodistas, empresas patrocinadoras, medios de comunicación especializados en la llamada “información deportiva”. Toda la factura recae sobre los hombros, como es costumbre, de los operadores dedicados a la televisión digital, que con su habitual capacidad para hacer negocios compran a precio de oro partidos absurdos de un Mundial entre Nigeria y Polonia para emitirlos en pay per view a las tantas de la madrugada y además se ven obligados, por ley, a ceder en abierto los partidos de la selección.
3. ¿Por qué se celebra en Japón y Korea esta edición?
Al margen de para tirar un poco (más) de sal en la herida de las televisiones digitales (por eso del desfase horario) la ocurrrencia de celebrar el Mundial en el Lejano Oriente responde a la decidida voluntad de fomentar el fútbol por esos lares. La eficacia de la medida se nos antoja que será previsiblemente similar a los esfuerzos que desde hace 40 años se vienen haciendo para implantar una Liga Profesional en Estados Unidos: nula (no se dejen engañar por eufóricas informaciones que hablan del espectacular arraigo del fútbol-soccer entre los jóvenes norteamericanos y reflexionen sobre el hecho de que la Liga profesional femenina atraiga a más espectadores que la masculina). De igual forma que años y años de esfuerzos no han logrado que arraigue el fútbol en EE.UU. más allá de la categoría de deporte homologable a la natación sincronizada, todo el interés de la FIFA, que se viene manifestando desde hace también la tira de años, porque Japón se convierta en potencia futbolística ha sido correspondido, hasta la fecha, con sonoros fracasos.
Más allá de la realización de lustrosas series de animación la consolidación de Japón y Korea como países más o menos habituales en las Copas del Mundo ha pasado principalmente por la apertura de los Campeonatos a casi el medio centenar de selecciones y la conversión de la primera ronda de los mismos en una fase que permite endosar goleadas de escándolo y así maquillar la media de goles final del torneo de forma que dé la impresión de que el fútbol-espectáculo no está definitivamente muerto, enterrado y bajo cuatro o cinco capas de hormigón armado.
4. ¿Cómo debe seguirse la competición?
Lo más sabio para estar al día de lo que ocurra en los Mundiales es adoptar una postura posibilista y seguirlos a través de los medios de comunicación. La lejanía de Japón y Korea, el nulo encanto de ambos países y lo decrépito de su civilización y modo de entender la vida nos obliga a recomendar permanecer cómodamente en nuestros sillones a la espera de noticias.
Por otra parte la experiencia dice que vivir unos Mundiales in situ no es aconsejable, pues la cercanía al evento no supone estar más al tanto de todo lo que ocurre. Gentes que se embarcaron en la aventura en ocasiones pasadas lo comprobaron en sus carnes y volvieron a España con la triste sensación de haberse perdido lo realmente importante de la Copa del Mundo: estando en los estadios no tenían información ni sobre la asignación de habitaciones en la concentración de la selección española, ni sobre los menús de la misma, ni sobre las películas que los jugadores iban a ver al cine o los libros que aseguraban estar leyendo. Incluso alguno de estos sufridores reconoció con lágrimas en los ojos haber estado siguiendo el Mundial sin haber podido escuchar una sola opinión- reflexión de alguno de los jugadores sobre los partidos jugados. Todos estos aspectos, verdaderamente nucleares, pueden en cambio ser satisfactoriamente cumplimentados desde España.
Como elemento adicional que aconseja quedarse en casa está la incertidumbre de poder equivocarse de país con facilidad, pues la cercanía de Japón y Korea, la similitud física de sus habitantes y el hecho de que ambos países organicen sendos Mundiales a la vez puede confundir a más de uno. Imaginen la terrible situación que puede suponer querer ir a Japón, aterrizar en Korea y no enterarse del error hasta que una huelga nos saque del error (sólo la distinta tradición a la hora de celebrar huelgas diferencia a un país del otro).
Si Usted todavía está pensando en ir a Korea o Japón recuerde, por último, el ridículo que hizo en el Mundial de Francia el chaval que lloraba a través de la pintura de su rostro con la rojigualda enseña española. Perdió a todos sus amigos y todo el campo de fútbol, toda España, se rió de él. Háganos caso y siga todo el cotarro por LPD. Ni siquiera es preciso que altere sus horarios para ver los partidos, pues podemos asegurarles que carecerán del más mínimo interés.
5. ¿Qué novedades futbolísticas puede deparar este Mundial?
Para el mundo occidental, dado el notable grado de evolución de su fútbol, pocas cosas nuevas son de prever que aporte el Mundial. Sin embargo la experiencia en lo que a fútbol se refiere puede ser dramática para los nipones, que hasta la fecha han creído que el fútbol europeo era una mezcla de la selección de las mejores jugadas que podían ver en la tele y de Julio Salinas, sin par delantero que durante años les enseñó lo que era el fútbol con mayúsculas. El desengaño cuando descubran que la plasticidad de Salinas era única y no una muestra de cómo se juega al fútbol desarrollado puede tener efectos letales para el desarrollo futbolísitico de esa nación, en la que cientos de chavales viven y entrenan desde hace años con una única obsesión: tratar de aprender a hacer las diabluras que Salinas lograba con el balón.
Para el fútbol occidental el Mundial no supondrá nada en el mejor de los casos y, en el peor, puede acabar exportando a todo el mundo la pavorosa forma de animar de los nipones. Cualquier partido celebrado en Japón se juega con un ruido de fondo constante en forma de molesto pitido que uno piensa durante los primeros minutos que debe ser causado por el retorno del satélite o algún problema técnico. Pasado ese rato, y ante la persistencia del fenómeno, el espectador ha derendirse a la evidencia: los japoneses se pasan TODO el partido haciendo sonar unas molestas trompetas de ululante graznido, no se sabe muy bien con qué intención. Teniendo en cuenta la facilidad con que las imbecilidades se copian (y si no recuerden el Mundial de México 86 y la estúpida “ola mejicana”), y más si son molestas, nos tememos que todos los grupos ultras pueden adoptar como nueva seña de identidad masacrar al personal no ya con desafortunadas danzas de la lluvia, como hasta ahora, sino con pavorosos ingenios mecánicos.
6. ¿Cuáles son las esperanzas (resultadistas) que permite albergar la selección española?
La pregunta es, evidentemente, una solemne tontería. España acabará los Mundiales donde le toca: en montón de equipos mediocres, incapaces de ganar un Campeonato pero que, al menos, tienen la suerte de estar situadas en Europa y contar por ello con un fútbol indígena mínimamente evolucionado.
A medida que se acerque el evento empezarán a oirse opiniones en la línea habitual: “vamos a soñar un poco, ¿por qué no?”, “España está al mismo nivel futbolístico que los más grandes, sólo falta un pequeño salto de suerte y confianza”, “hay que ir paso a paso, poco a poco, pero podemos ganar a cualquiera”, “nadie sale con el campeonato ganado de inicio y, trabajando duro, tenemos opciones” … Supongo, sin embargo, que a estas alturas todos Ustedes tendrán meridianamente claro que estas afirmaciones, que se vierten sistemáticamente en las vísperas de los grandes acontecimientos, no tienen base racional alguna. Si algo ha demostrado España es que, al margen de que pueda o no ganar a cualquiera, está en condiciones de perder con casi todos, que es la otra cara de la misma moneda y que no se suele resaltar tanto.
De forma que en materia de resultados no esperen mucho de la selección: España acabará en cuartos de final si la cosa va bien, o hará las maletas incluso antes a poco que se pongan torcidas.
7. ¿Cuáles son las esperanzas (estéticas) que permite albergar la selección española?
Si en materia de resultados las cosas no pintan bien otro cantar es el modelo de fútbol que enseñaremos al mundo. Ha de tenerse en cuenta que este puede ser previsiblemente en último Mundial de un jugador como Fernando Hierro, poeta del mediocampo español e indiscutible líder espiritual de la escuadra rojigualda.
Con un motor como este ningún engranaje futbolístico puede dejar a los espectadores ayunos de emoción, juego elegante y todo lo que este deporte ofrece en la actualidad con más facilidad: agresividad, brusquedad, zafio toque de pelota, chulería. Las reticencias que ciertos sectores de la sociedad albergan respecto a la clonación de seres humanos no son sino una muestra de inconsciencia que a buen seguro desaparecerá en cuanto se den cuenta de que la retirada de Hierro puede suponer un vacío irreparable para la estética y el arte. En la retina guarda uno tantas imágenes de este jugador que su memoria pervivirá en cualquier caso para siempre, pero sería importante que pervivieran también sus patadas. Está fuera de toda duda que, alcanzada su madurez en la actualidad, este puede ser su Mundial.
Por si las moscas la organización ya ha anunciado que todos los estadios disponen con una enfermería con los últimos avances en traumatología de choque, y que como medida adicional de precaución los partidos de la selección española contarán con galenos especializados en la atención urgente en cosos taurinos, por si las moscas.
8. ¿Supondrá el Mundial la consagración definitiva de Raúl?
Junto a Fernando Hierro cualquiera puede consagrarse como estrella. Y más alguien con las cualidades de Raúl González, que ya ha aprovechado otras citas como el Mundial de Francia o la Eurocopa de Bélgica para brillar con luz propia, coger el mando del equipo nacional, y llevarlo en consecuencia derechito a la eliminación.
El problema de Raúl es que sus compañeros de selección no están a su altura y por eso él, descentrado, acaba rindiendo por debajo de sus posibilidades.
Igualmente conflictivo resulta el empeño de todos sus compañeros en que sea precisamente él quien asuma el mando, lance faltas y penalties, encabece el juego de ataque y, lo que es peor, conceda entrevistas y convoque ruedas de prensa.
Para que la estrella se encuentre en un entorno adecuado creemos que sería más conveniente que Raúl se limitara a deleitarnos con sus apariciones en el Real Madrid. De esta forma no se vería obligado a jugar con la “basura antiespañola” (que en ocasiones ha llegado incluso a aparecer en televisión sin una sola prenda de vestir ornada con la bandera nacional) que le rodea (en parte) en la selección. Y, por otra parte, se sentiría de esta forma siempre en casa, rodeado de gentes de bien como sus compañeros de club: bien vestidos, con colonias y trajes caros y amantes del fútbol-arte que practica el más incomprendido “9” de la historia de la selección española.
9. ¿La equipación oficial de la selección puede ser todavía más hortera?
Sí. Y es que hay cosas que, por muy insuperablemente horrendas que parezcan, son susceptibles de ser empeoradas si se contrata a las personas adecuadas para ello. De esto la Federación Española de Fútbol sabe, por lo que se ve, un rato.
10. ¿Llegará José María García al próximo Mundial?
José María García es eterno, como Dios. Llegará por ello a los próximos Mundiales siempre y cuando encuentre otra radio desde la que emitir, pues previsiblemente en el 2006 Onda Cero habrá ya cubierto el tiempo que necesita García para dejar exhaustas las generosas ubres que lo amamantan. Sin duda es una excelente noticia que el hombre que convirtió la información deportiva en la explicación detallada de los hábitos de micción del perro de un alto dirigente del fútbol español haya sido durante años el máximo representante del periodismo deportivo español.
Así está, claro, el periodismo deportivo.
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