Ana Patricia Botín
La Nueva Economía descubre a su primera profetisa
Después del estrepitoso fracaso con que se han saldado una tras otra todas las aventuras empresariales que apostaron por la “nueva economía” (además de los efectos catastróficos que para los bolsillos del accionista han supuesto estas majaderías) parece que todavía queda gente que, haciendo gala de un envidiable sentido del humor, sigue apostando fuerte por este auténtico sumidero de recursos: Las empresas de Internet.
Tal parece el caso de Ana Patricia Botín, que hace unos días presentó en un conocido hotel de Madrid su última apuesta por la nueva economía “www.razona.es”.
Como todos ustedes saben, nuestra heroína comenzó prestando sus valiosísimos servicios en el banco de papá, el Santander. Hasta tal punto era valorada su aportación en el devenir de la entidad, que la primera decisión de D. Emilio ante la inminencia de la fusión con el Central Hispano fue invitarla a cambiar de aires con la mayor celeridad. Evidentemente pensó que el nuevo Banco quedaba ridículamente pequeño para el potencial de Ana, lo que le obligó a darle un empujoncito y animarla a buscar nuevos horizontes.
En cuanto a la nueva empresa creada, se trata, según informa su propietaria, de “una consultoría enfocada a la transformación tecnológica multicanal del sector financiero y traslado del aprendizaje a otras industrias”, lo que a simple vista, y dejando al margen el tono ridículamente pretencioso de la descripción, parece un modelo perfectamente válido de proyecto empresarial destinado a desaparecer por el desagüe en cuestión de pocos meses.
Pero hagamos un poco de historia. Ana Patricia fundó en abril de 2000 la consultoría “Coverlink”, junto a los jóvenes emprendedores Jacobo Quintela y Gonzalo Zúñiga, que automáticamente se conviertieron en “exponente del éxito al haberse aliado con una figura relevante del mundo de las finanzas”, (Realmente es necesaria una especial conjunción de estulticia y necedad, solo accesible a los profesionales de la Nueva Economía, para considerar, en primer lugar a la hija de un banquero sin mayor bagaje, como una figura relevante del mundo de las finanzas, y en segundo lugar a dos mozalbetes paradigma del éxito, por el mero hecho de haberse asociado con aquélla). El hecho sin embargo es que los inicios de la aventura fueron tan prometedores que a los pocos meses ya estaban pensando en sacarla a Bolsa, más que nada, suponemos, para pegar el pelotazo del siglo (otro más) y traspasar finalmente todas sus acciones a los incautos (y avariciosos) compradores, siguiendo el modelo avanzado instaurado por auténticos expertos como los directivos de Terra. Lamentablemente el horizonte bursátil de estas empresas desapareció de un plumazo tras el denominado “dot com crash”, que envío a la puñetera mierda a todos estos inventos absurdos y vacuos, lugar del que probablemente nunca debieron salir.
Ante esta circunstancia, injusta por supuesto, Ana realiza una pirueta asombrosa y adquiere a sus dos socios su parte de la compañía y funda la tierna criaturita que recientemente ha visto la luz. Los planes de Ana para ésta su “hija”, como toda madre, no pueden se más ambiciosos, de hecho pretende cerrar el año con una facturación de entre 1.800 y 2.000 millones de pesetas (qué menos, dirán ustedes), y no descarta futuras fusiones con otros monstruos financieros e incluso vender hasta un 25% de las acciones. Estamos ansiosos por comprobar si va a tener los cojones necesarios para hacerlo a través de la Bolsa, en cuyo caso podremos utilizar esta experiencia para corroborar, una vez más, las tesis de esta página respecto a las empresas de nueva economía y sus efectos bursátiles, comprobando así mismo la madurez del mercado español respecto a según qué tipo de iniciativas.
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